sábado, 19 de junio de 2010

¡Frente a las curas de austeridad, respondamos con la lucha!

La siguiente es la hoja internacional que ha distribuido recientemente la CCI a nivel internacional sentando una pocición proletaria ante los planes del capital ante la crisis.


Grecia, Turquía, Portugal, España, Italia, Gran Bretaña, Irlanda, Francia,
Alemania, Rumania, Estados Unidos, Japón, China…


En Grecia la cólera es inmensa y la situación social
explosiva. En este mismo momento. el Estado
griego lanza ataques terribles contra el proletariado.
Todas las generaciones obreras y todos los sectores
están afectados de lleno. Los trabajadores del sector
privado, los funcionarios, los desempleados, los
jubilados, los estudiantes-precarizados… Nadie está
a salvo. Toda la clase obrera está amenazada de
sumirse en la miseria.

Frente a estos ataques, el proletariado no ha dejado
de reaccionar. Los obreros están saliendo a la calle
a batirse, mostrando así que no están dispuestos a
aceptar sin resistencia los sacrifcios que les exige
el capital.
Pero por el momento esta lucha no consigue
desarrollarse, no es aún una lucha masiva. Los
obreros de Grecia viven momentos difíciles ¿Qué
hacer cuando todos los medios de comunicación y
todos los responsables políticos afrman que no hay
más remedio que apretarse el cinturón para salvar
al país de la quiebra? ¿Cómo resistir la apisonadora
del Estado? ¿Qué métodos de lucha emplear
para construir una relación de fuerzas favorable a
los explotados?
Todas estas cuestiones no conciernen únicamente
a los obreros que viven en Grecia, sino a los de
todo el mundo. Además no hay que hacerse ninguna
ilusión, la tragedia griega es un anticipo de lo que
espera a los obreros en todas partes. De hecho ya
se han anunciado ofcialmente Curas de austeridad
a la griega en Portugal, en Rumanía, en Japón y
en España (¡donde el gobierno acaba de bajar el
salario una media del 5% a los funcionarios entre
otras medidas!). Todos estos ataques simultáneos
revelan una vez más que los obreros, cualquiera
que sea su nacionalidad, forman una misma clase
que tiene en todas partes los mismos intereses y
los mismos enemigos. La burguesía hace que el
proletariado cargue con las pesadas cadenas del
trabajo asalariado, pero sus eslabones unen a todos
los obreros, de país en país, por encima de las
fronteras.

En Grecia, son hoy nuestros hermanos de clase los
que son atacados y han empezado dolorosamente a
intentar batirse. Su lucha es también la nuestra.
¡Solidaridad con los obreros de Grecia!
¡Una misma clase un mismo combate!
Rechacemos todas las divisiones que intenta
imponernos la burguesía. Al viejo principio de las
clases dominantes, divide y vencerás, opongámosle
la consigna de agrupamiento del proletariado:
Proletarios de todos los países, ¡Uníos!
En Europa, la burguesía en cada país trata de hacer
creer a los obreros que van a tenerse que apretar el
cinturón por culpa de Grecia. La falta de escrúpulos
de los gobernantes griegos, que habrían dejado que
el país viviera a crédito durante décadas y además
habrían amañado las cuentas públicas, sería la causa
principal de una crisis de confanza internacional
en el euro. Los diferentes gobiernos utilizan todos
este pretexto engañoso para justifcar, uno tras otro,
la necesidad de reducir los défcits y la adopción de
planes de rigor draconianos.
En Grecia, todos los partidos ofciales, empezando
por el Partido “Comunista”, agitan los sentimientos
nacionalistas: «las fuerzas extranjeras son las
responsables de los ataques», «Abajo el FMI y la
UE»,«Abajo Alemania»; esas son las consignas
que lanzan en las manifestaciones la izquierda y la
extrema izquierda, que así, ignoran voluntariamente
el capital nacional griego.

En Estados Unidos, si las bolsas caen, sería a causa de
la inestabilidad de la Unión Europea; si las empresas
cierran, sería a causa de la debilidad del euro, que
afecta al dólar y a las exportaciones.
O sea, cada burguesía nacional acusa al vecino y
ejerce sobre el proletariado que explota este chantaje
infame: «aceptad los sacrifcios, sino el país se
debilitará y los concurrentes se aprovecharán». La
clase dominante intenta inocular el nacionalismo,
verdadero veneno para las luchas, en las venas
obreras.

Este mundo dividido en naciones concurrentes no
es el nuestro. Los proletarios no tienen nada que
ganar encadenándose al capital del país donde viven.
Aceptar hoy los sacrifcios en nombre de la defensa
de la economía nacional, signifca preparar otros
sacrifcios más duros aún para mañana.
Si Grecia está al borde del abismo, si España, Italia,
Irlanda y Portugal siguen el mismo camino, si Gran
Bretaña, Francia, Alemania o Estados Unidos están en
plena tormenta económica, es porque el capitalismo
es un sistema moribundo. Todos los países están
condenados a hundirse irremediablemente en este
marasmo. Desde hace 40 años la economía mundial
está en crisis. Las recesiones se suceden unas a
otras. Sólo una huída adelante desesperada en el
endeudamiento ha permitido al capitalismo obtener,
hasta ahora, un poco de crecimiento. Resultado: hoy
los hogares, las empresas, los bancos, los Estados,
están todos sobre-endeudados. La quiebra de Grecia
es la caricatura de la quiebra general e histórica de
este sistema de explotación.
La burguesía quiere dividirnos,
¡Opongámosle nuestra solidaridad!
La fuerza de la clase obrera es su unidad
Los planes de austeridad anunciados constituyen
un ataque frontal y generalizado a nuestras
condiciones de vida. La única respuesta posible es un
movimiento masivo de los trabajadores. Es imposible
hacerles frente batiéndose desde la empresa o la
administración donde trabajamos, o la universidad
donde estudiamos, aislados, por grupos. Luchar
masivamente es una necesidad, so pena de ser todos
derrotados y condenados a la miseria.

¿Y qué hacen los sindicatos, esas ofcinas etiquetadas
de «especialistas ofciales de la lucha»? Organizan
huelgas en múltiples centros de trabajo… sin buscar
nunca que se unifquen. Mantienen activamente
el corporativismo, oponiendo particularmente los
trabajadores del sector público y del privado. Pasean
a los obreros de jornada en jornada acción estériles
¡Son de hecho los “especialistas de la división
obrera”! Incluso se emplean a fondo en destilar
el nacionalismo. Un solo ejemplo: la consigna
más gritada en las manifestaciones de la GSEE
(Confederación General de Trabajadores en Grecia)
desde mitad de marzo ha sido…«¡comprad griego!».

Seguir a los sindicatos signifca siempre ir a la
división y la derrota. Los obreros han de tomar a
cargo sus luchas, organizando por sí mismos las
asambleas generales y decidiendo colectivamente las
consignas y las reivindicaciones, eligiendo delegados
revocables en todo momento y enviando delegaciones
masivas a discutir con los trabajadores de los centros
más próximos, las fábricas, las universidades, los
centros de administración, los hospitales…, para
animarlos a sumarse al movimiento.
Prescindir de los sindicatos, atreverse a tomar el
control de las luchas, dar el paso de ir a buscar a
nuestros hermanos de clase…, todo esto puede
parecer enormemente difícil. Y ese es uno de
los frenos actuales al desarrollo de la lucha. El
proletariado tiene una falta de confanza en sí mismo;
no tiene aún conciencia de la fuerza que representan
sus formidables capacidades. Por el momento, la
violencia de los ataques que lleva a cabo el capital,
la brutalidad de la crisis económica, la falta de
confanza del proletariado en sí mismo, actúan como
factores paralizantes. Las respuestas obreras, incluso
en Grecia, están bien lejos de lo que la gravedad de la
situación exige. Sin embargo el porvenir pertenece a la
lucha de clases. Frente a los ataques, la perspectiva es
al desarrollo de movimientos cada vez más masivos.
Algunos nos preguntarán: «¿Por qué emprender
esas luchas? ¿Dónde van a llevarnos? Puesto que
el capitalismo está en quiebra, ninguna reforma es
realmente posible y por tanto no hay alternativa».
Y efectivamente, en el seno de este sistema de
explotación, no hay ninguna salida. Pero negarse
a ser tratados como perros y luchar colectivamente
signifca batirnos por nuestra dignidad, tomar
conciencia de que la solidaridad existe en este
mundo de explotación, y que la clase obrera es capaz
de hacer vivir ese sentimiento humano inestimable.
Entonces empieza a aparecer la posibilidad de
otro mundo, un mundo sin fronteras ni patria, sin
explotación ni miseria, un mundo hecho para la
humanidad y no para el benefcio. La clase obrera
puede y debe tener confanza en sí mismo. Es la
única capaz de construir esta nueva sociedad y
reconciliar a la humanidad consigo mismo, pasando
«del reino de la necesidad al de la libertad (Marx)».
El capitalismo es un sistema en quiebra…
Pero otro mundo es posible: el comunismo

Corriente Comunista Internacional, 24 de mayo 2010, hoja distribuida a escala internacional

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