sábado, 19 de junio de 2010

Posiciones básicas de la LECO

La Liga por la Emancipación de la Clase Obrera somos una agrupación marxista, nos reclamamos del internacionalismo proletario.
Consideramos a la clase obrera como la única capaz de hacer la revolución y guiar al conjunto de los explotados. La clase obrera se conforma esencialmente del sector que vive del salario y del sector desempleado quien vive las calamidades de la explotación obrera.
Consideramos que el capitalismo como los sistemas de producción que le preceden tiene un período de ascendencias y un período de decadencia. La decadencia plantea una nueva táctica en el proletariado, ante la nueva realidad histórica en la que los métodos de lucha del pasado se ven superados.
Rescatamos el aporte de la izquierda comunista que se mantuvo fiel al internacionalismo proletario a través de un período de exterminio y sobre todo de malversación de la lucha comunista.
Consideramos que el proletariado no puede defender ninguna bandera nacional, no creemos que haya nada de progresivo en ninguna lucha nacional en este período histórico.
Consideramos que los sindicatos no son herramientas de lucha proletaria desde que el capitalismo entró en su decadencia.
Así como los sindicatos la lucha parlamentaria desde la entrada en decadencia es un campo controlado completamente por la burguesía donde no se puede defender ningún interés proletario, ni haciendo participación crítica.
No creemos en los “estados obreros” como consideran los trotskistas, consideramos que países como cuba, china, la antigua URSS estalinista, etc. son y han sido siempre tan capitalistas como cualquiera; que el patrón sea el estado no cambia la relación de explotación.
Consideramos que los consejos obreros son los órganos de lucha y organización de la clase, pero en tanto no se pongan en cuestión por la misma clase, esta puede organizarse en asambleas abiertas de trabajadores que involucran trabajadores de distintos gremios, estudiantes, desempleados. Tal como ya lo viene haciendo en algunos casos la clase obrera en los últimos años de reanudación de la lucha de clase.
Le LECO viene de haber defendido posiciones trotskistas, inicialmente entramos en diferencia con la posición parlamentaria y sindical de Trotsky y el Trostkismo, su activismo y en general con el programa que defendía la llamada “cuarta internacional” lo que vimos como un programa socialdemócrata. Logramos contactar con camaradas de otros países como la CCI con posiciones similares a las nuestras, y así clarificar nuestras posiciones. Actualmente la LECO es organización hermana de distintas agrupaciones del medio proletario internacionalista a nivel mundial, con quienes mantenemos debates y hemos logrado defender tomas de posición conjuntas. Esto pues pensamos que es de vital importancia actualmente que se amplié el medio de debate internacionalista, pues la clase obrera ha empezado a recobrar fuerzas y surgen elementos y grupos en distintas partes planteándose rescatar la teoría y el combate revolucionario. Creemos que a pesar de las diferentes posiciones con otras agrupaciones que se reivindiquen proletarias internacionalistas se pueden mantener debates que se dirijan a buscar el desarrollo de la conciencia en la clase.

Contacto: emancipación.obrera@gmail.com
http://internacionalismo-leco.blogspot.com/

La crisis la seguirán pagando los trabajadores con miseria y soportando la represión.

El pasado mes de abril hemos visto distintas luchas surgir como parte del descontento generalizado mundialmente que hace ir despertando a la clase obrera; las luchas contra la minería a cielo abierto, las luchas de los porteadores, las manifestaciones de rechazo a la negociación que hizo Japdeva de los muelles de Moín y Limón, las luchas estudiantiles contra la represión y las manifestaciones contra la ley de salario único.
La lucha de clases se reanuda lentamente, y las luchas de abril son una expresión de la disposición de la clase para luchar. Claro está que estas han sido manifestaciones controladas por los sindicatos y grupos izquierdistas que al tanto del descontento que se propaga en la clase buscan mantenerlo dentro del marco del aislamiento y de la negociación con la burguesía. Estos actúan del lado de la burguesía ayudándola a que no pasen de ser manifestaciones pacíficas y democráticas (manipuladas y estériles) puesto que quieren evitar movilizaciones que permitan la extensión en la clase como una lucha común, que puedan criticar y superar el freno del izquierdismo y los sindicatos, desarrollando la solidaridad proletaria internacionalista y despertando un debate en la clase sobre su perspectiva histórica, debate que la preparará para las futuras luchas.

Para este año 2010, lejos de salir de la crisis como decían los medios burgueses, la situación de los trabajadores en Costa Rica así como en el resto del mundo no hace más que empeorar, y así los planes de las burguesías alrededor del mundo son, recortes salariales, recortes de pensiones, en fin distintas medidas para poder explotar aun más a los trabajadores. Así lo hemos visto en Grecia donde la clase ha demostrado como un gran ejemplo como enfrentarse a los planes de miseria, y claro en todo el mundo los planes de “austeridad” son el punto 1 de la agenda de todas las naciones desde las “duchas comunistas” que incentiva Chávez hasta los nuevos planes del gobierno de zapatero en España. Esto además de demostrar que la crisis la pagan los trabajadores y que la burguesía no es la que paga los platos rotos de sus consecuencias, también demuestra que la crisis es mucho más profunda de lo que se viene diciendo públicamente. Pues toca el interés de todos los sectores de la burguesía mundial y no es una crisis que se pueda limitar a una determinada región o sector capitalista.
La ley del salario único, el inicio de los planes de austeridad.

La ley del salario único el gobierno de Costa Rica busca seamos los obreros los que pagamos la crisis, actuando de la misma forma como lo viene haciendo la burguesía a nivel mundial. La Ley del salario único, donde el gobierno argumenta que hay salarios de privilegio para reducir los salarios de miles de trabajadores del estado, es sólo una de las expresiones de los planes de miseria del gobierno contra la clase trabajadora. La empresa privada se apoya en la crisis para mantener salarios miserables y amenazar a los empleados con despidos o pagando menos. La clase trabajadora sólo podrá resistir y enfrentar su situación logrando la solidaridad en estas luchas extendiéndola más allá que a sólo los obreros de un sector, involucrando en la misma lucha también a los empleados del sector privado.
JAPDEVA muestra del papel de los sindicatos
Recientemente el sindicato de mueleros Japdeva negoció con el gobierno la concesión de los muelles en Limón y Moín, esto tras haber recibido subsidios millonarios. Este acontecimiento despertó el repudio de muchos trabajadores quienes se manifestaron contra esta acción del sindicato.
Consideramos que este hecho debe servir para ver la verdadera cara de los sindicatos, que es la de ser comisarios de la burguesía entre los mismos trabajadores ser los negociadores de la miseria y del atropello a los trabajadores.
Más que un problema de directiva, como apuntan algunos quienes creen que se puede seguir defendiendo a los sindicatos, el problema es el papel que juega cualquier sindicato actualmente en el capitalismo en descomposición, lejano a cualquier interés de la clase obrera.
Recientemente la clase obrera ha podido empezar a enfrentar a los sindicatos, como ha sucedido recientemente en Turquía, lo que debe ser un ejemplo para el proletariado alrededor del globo. Los obreros de Tekel en Turquía tomaron el edificio de una sede sindical por dos días, luego de que este les había mantenido las puertas cerradas en los días de manifestaciones y enfrentamientos con la policía. La desconfianza en el sindicato fue clara para los miles de obreros de Tekel, quienes sostenían "No seguiremos cualquier decisión tomada por la administración del sindicato para poner fin a la lucha y volver atrás. Y si hay una decisión de poner fin a la luchan sin que exista una ganancia como lo hicieron el año pasado, estamos pensando vaciar el edificio de Türk-İş y, a continuación, quemarlo" (http://es.internationalism.org/ccionline/2010_Tekel)

La lucha de la clase obrera se reanuda internacionalmente y esto lleva a la toma de conciencia en la clase, a debatir sobre su perspectiva y a poder ir desarrollando su solidaridad internacional, a superar el freno del izquierdismo y los sindicatos comprometidos con la burguesía. La perspectiva histórica debe ser retomada por la clase para superar el capitalismo y construir el comunismo una sociedad humana sin clases ni opresión, sin fronteras.
En.

LA CLASE OBRERA NICARAGUENSE NADA TIENE QUE VER EN LOS PLEITOS INTERBURGUESES.

Los conflictos interburgueses en Nicaragua están calientes, por una parte el frente sandinista de liberación nacional con su apetito de poder pretende tomar el control de todas las instituciones del estado: la Asamblea nacional, la corte suprema de justicia y el consejo supremo electoral.
Por la otra parte, la “oposición” encabezada por el partido liberal constitucionalista (PLC) con todo y su presidente “honorario” Arnoldo Alemán y la alianza liberal nicaragüense (ALN) con su “dirigente” Eduardo Montealegre, tratan de hacerle frente a la estampida sandinista, que cualquier manifestación por pequeña que sea y de quien sea, saca a las calles a los consejos del poder ciudadano (CPC) y contrata a mareros para reprimirlas.
No hay duda que estos tres partidos de la burguesía pelean por quien se queda con la tajada mas grade del pastel, el frente sandinista con su discurso de “la revolución”, de que este año 2010 es el año de la solidaridad en Nicaragua, que el país avanza por el camino cristiano y socialista hacia el ALBA, no son mas que argumentos falsos para limpiar la mala imagen que ya tienen frente a la clase obrera nicaragüense y centroamericana.
Con el decreto ejecutivo que el “comandante” Daniel Ortega promulgara en semanas pasadas y en el cual basándose en un articulo de la constitución de 1987, hace permanecer en sus puestos a todo funcionario publico que tuviera vencido su periodo de gobierno, hasta que la asamblea legislativa no nombrara a otros o no fueran reelectos en sus puestos, esta táctica del partido de gobierno fue la gota que derramo el vaso del conflicto interburgues en Nicaragua.
La clase obrera nicaragüense no tiene que dejarse arrastrar por pleitos interburgues, ni el frente sandinista, ni el PLC, ni mucho menos el ALN tienen que ver con la lucha proletaria, todos son iguales, ninguno es mas progresivo que el otro, ya que estos solo buscan el beneficio de su clase, la burguesía.
Ningún apoyo a ninguna fracción de la burguesía, el proletariado tiene que dejar que ellos resuelvan sus conflictos y no debe de servir como carne de cañón, como paso en 1979, que centenares de miles de obreros murieron para engordar las cuentas bancarias de la familia sandinista.
El frente sandinista como ya lo ha denunciado la LECO en varias ocasiones, es el representante oficial de la burguesía nicaragüense y no es como ellos se jactan de ser el pueblo presidente, con todo y su frente nacional de trabajadores (FNT) y la central sandinista de trabajadores (CST) ayudan a adormecer la conciencia del proletariado y mantenerlos mansos, que se dedican a recortar el presupuesto de la educación publica, para que? para reforzar las instituciones que le permiten seguir manteniéndose el poder, como la policía nacional y el ejercito.
Ortega y Chávez con su mismo discurso pretenden hacerle creer a la clase obrera latinoamericana que las medidas económicas y los mecanismos organizativos que implementan, son el tan promovido camino hacia el socialismo del siglo 21, pero los obreros no tenemos porque dejarnos engañar, esas son las estrategias que utilizan para implantar el capitalismo de estado. Estas dos ratas burguesas que atacan de palabra al “imperialismo yanqui”, pero lo que no le dicen al proletariado es que ellos pretenden construir otro imperio económico, militar y político, a base de que, a base del hambre, del desempleo, de la destrucción y la represión del proletariado latinoamericano.
Ortega se ha dedicado ha promover el nacionalismo desde todos los frentes, primero entrando en conflicto territorial con Colombia, que hará de Nicaragua una potencia económica en la región. Pretende engañar al proletariado entregando bonos de vivienda a unos cuantos, es decir a la base de su partido, a los de la juventud sandinista, a los miembros de los consejos del poder ciudadano para que le sigan sirviendo de policía en los barrios y comunidades, pero por otro lado si llega algún grupo de personas que carece de vivienda y terreno ha asentarse en algún lote desocupado, manda ha desalojarlos con los antimotines, con este ejemplo queda en evidencia que ortega defiende la propiedad privada y es un soldado fiel del capital.
El frente sandinista en meses pasados desato una campaña contra los que le precedieron al poder. Saco unas fotos en las que decían que se buscaban por ladrones, a Arnoldo Alemán, Montealegre, Violeta Chamorro y todos los diputados que estuvieron en la asamblea legislativa después que ellos dejaron el poder en 1990. De esa fecha hasta el 2007 que llegaron nuevamente al poder, le han llamado la oscuridad neoliberal. Pero según ellos nunca le han robado nada al proletariado y siempre han velado por sus intereses, pero refresquemos memorias: los sandinistas fueron los que implementaron el servicio militar obligatorio, racionaron los alimentos, prohibieron las huelgas en los años 80 con el pretexto de estabilizar la nación y todavía siguen exprimiendo a la clase obrera.
Ortega es el comandante de las ratas burguesas de Nicaragua y obviamente el proletariado nicaragüense no necesita ser comandado por ningún agente faldero de Chávez, que hace alianzas con las transnacionales para sacar sus tajadas, sin importarle el hambre, ni la miseria del pueblo, a quien se jacta tanto de luchar por el.
La clase obrera nicaragüense debe aprender de la experiencia de las décadas pasadas, en las que el sandinismo llamaba a defender la patria, a sublevarse contra la tiranía de Somoza, a construir la Nicaragua nueva que el pueblo tanto anhelaba y en que termino, todo el cuento sandinista dio como resultado una nueva ala de la burguesía, aun mas burocratizada y mas enriquecida. Este enriquecimiento de la burocracia sandinista costo la vida de mas de 100 mil obreros en la guerra civil desatada por las dos fracciones de la burguesía que se encontraban en conflicto en esa época.
Las nuevas generaciones de obreros tenemos el deber de reflexionar sobre estos acontecimientos, ya que así, podemos avanzar en nuestra conciencia y no dejarnos manipular, por quienes quieren hacernos creer que el capitalismo de estado es igual que socialismo, por el contrario capitalismo de estado es antagónico al verdadero socialismo al que tiene que construir la misma clase obrera. Ni Chávez, ni Ortega construirán un mejor futuro para el proletariado latinoamericano.
La clase obrera tiene que velar por la autonomía en sus luchas y el pleno desarrollo de su conciencia, ya que solo así podrá traerse a bajo el muro que en estos momento le imponen los defensores de un socialismo ficticio, basado en la explotación estatal. Fed.

PRONUNCIAMIENTO SOBRE LAS TENSIONES MILITARISTAS EN LA REGION

ANTE LOS VIENTOS DE GUERRA Y LA AGUDIZACIÓN DE LA CRISIS, LOS TRABAJADORES NO TIENEN NINGUNA PATRIA QUE DEFENDER, NI NINGUN BANDO QUE ESCOGER




Esta declaración surge de la Jornada Internacionalista celebrada en Perú, el pasado Enero del 2010. De esta forma concretamos la responsabilidad que asumimos los grupos que venimos forjando un espacio internacionalista desde hace algunos años en esta región[1] En esta sesión de debate se centró sobre un tema de tanta actualidad e importancia hoy en día: Las Tensiones Militaristas en la Región. Hoy cuando el capitalismo a nivel mundial se encuentra pasando por una de sus crisis más profundas en su historia.

En este periodo de crisis del capitalismo se hacen sentir las tensiones militares entre diversos países como: Perú con Chile, Venezuela con Colombia, Ecuador con Colombia, Uruguay con Argentina…. además está, el ímpetu imperialista de Brasil que aspira a ser el gran padrino de la región desafiando cada vez más al imperialismo USA. No hay que olvidar que esto no solo pasa en la región sino, también en otras partes del mundo como por ejemplo: la guerra abierta en Afganistán, Irak o las tensiones guerreras en Pakistán, Irán, Yemen, Oriente Medio, África …Se trata de un escenario mundial, de constante conflicto generado por el capitalismo en crisis.
Todos los países en esta dinámica se enmarcan dentro de toda una política armamentista promovida por las Burguesías y sus Estados con el ímpetu imperialista de demostrar una pretendida superioridad bélica, situación que es presionada por la profunda crisis del capital.
Se han destinado millones de dólares en compra de armamentos, ocasionando reducciones de los gastos sociales (en educación, salubridad, reducción de salarios, desempleo…) en los países que están metidos en esta carrera armamentista, ocasionando peores condiciones de vida para el proletariado, que como siempre, es el que paga las consecuencias de estas competencias bélicas, con el empeoramiento de sus condiciones de vida y con su sangre en la eventualidad de una guerra desatada. De esta forma el proletariado es atacado directamente por el capitalismo.
La posibilidad de una guerra es real por que el capitalismo ha demostrado que la única salida que tiene a la crisis ha sido la guerra generalizada y como sabemos la guerra generalizada es la regresión a la barbarie, propia de la sociedad capitalista. Con esto queremos decir, que existe el riesgo de que la escalada de guerras imperialistas regionales, de matanzas, de carreras armamentistas y demás situaciones de destrucción, acaben llevando a la aniquilación de la humanidad y del planeta en su conjunto, junto con el proceso de destrucción medio ambiental hoy bastante avanzado.
Rosa Luxemburgo decía: «La guerra es asesinato gigantesco, metódico, organizado. Pero en los seres humanos normales este asesinato sistemático es posible sólo si previamente se ha alcanzado cierto grado de ebriedad. Este ha sido siempre el método verificado y garantizado de los que libran las guerras». La guerra necesita para desencadenarse de la borrachera nacionalista, patriótica, irracional, de las masas proletarias. Necesita que los obreros antepongan la solidaridad ciega con su burguesía frente a la solidaridad internacionalista –humana y liberadora- con sus hermanos de clase de todos los países. Necesita que los obreros se sientan parte de una supuesta “comunidad nacional” donde los capitalistas que les explotan y los gobernantes que les engañan y oprimen, pasen a ser “hermanos de sangre”.
Es decir, la guerra generalizada necesita como mínimo una derrota ideológica del proletariado mundial lo que le causa heridas en su conciencia y su solidaridad, división y pérdida de sus mejores fuerzas, todo lo cual le será muy difícil recuperarse.
Por eso tenemos que distinguir entre el proceso previo a la guerra generalizada y el estallido mismo de la guerra generalizada. Son dos momentos distintos:
El primero va de la mano con el desarrollo de la crisis y supone una amenaza de alistamiento del proletariado pero este puede resistir con sus fuerzas revolucionarias internacionalistas al frente. Es decir, que frente al proceso de incidentes, guerras localizadas, armamentismo, el proletariado debe desarrollar su conciencia, su lucha, su solidaridad internacional, y evitar a término, con el desarrollo de su respuesta revolucionaria contra el capitalismo, la marcha hacia la guerra.
En cambio el segundo requiere de una derrota ideológica previa del proletariado (caso de la 1ª Guerra Mundial) y de la combinación de una derrota ideológica con un aplastamiento físico (la 2ª Guerra Mundial). Ello supone un golpe muy duro para el proletariado que puede inmovilizarlo para varias generaciones.
En la época actual estamos viviendo una situación que corresponde a la primera y por tanto la resistencia del proletariado puede desarrollarse y politizarse hasta el punto de levantarse contra la crisis y contra la acumulación de movimientos guerreros mediante la Revolución Proletaria Mundial.
Ahora bien en el caso de que se diera una guerra (aquí o en cualquier otra parte), debemos tener bien claro y es nuestra labor contribuir a la toma de conciencia de clase del proletariado para que se dé cuenta de que en una contienda guerrera no se lucha por los intereses de los trabajadores o de la población oprimida sino única y exclusivamente por los de la clase dominante capitalista; de manera que el enemigo está dentro y fuera de las fronteras de “su” país, al igual que el resto de las clases explotadas.
Sabemos que el hecho de que se dé una guerra sería algo que provoque muchas terribles condiciones como el alza de los precios, reducción de salarios sin mencionar las enormes cantidades de pérdidas de vidas proletarias; sin embargo, no debemos olvidar que éstas precisamente pueden -y deberían- ser los factores que contribuyan al inicio de la revolución proletaria. En todo caso, en cualquier circunstancia el proletariado debe luchar por su programa, por el Comunismo. Por otro lado sabemos que en el contexto actual las masas explotadas aún no son conscientes de su deber y esta situación se agrava y complica porque muchas de las organizaciones que dicen defender a los trabajadores y luchar por el socialismo en realidad defienden el interés de la burguesía nacional y, por tanto, apoyan la guerra imperialista.
No hay que subestimar el desarrollo de la guerra sobre la consciencia de clase, las 3 revoluciones obreras que conocemos, surgieron después de una guerra, la de 1871 en la Comuna de París, la de 1905 Rusia-Japón y la oleada revolucionaria en respuesta a la guerra mundial del 1914. No es casualidad si la guerra es un factor de consciencia, pues pone en evidencia lo que el capitalismo es en realidad, la barbarie generalizada en nombre del progreso. Hoy que la crisis se reconoce como la peor de la historia, no es difícil entender los lazos entre la guerra y la crisis. Pero con esto no queremos decir que la guerra puede provocar una revolución inmediata, no existe tampoco ninguna relación causa –efecto.
Es cierto que las revoluciones de 1871, 1905 y 1917-23 fueron la respuesta proletaria a la guerra imperialista. Pero también es cierto que la segunda Guerra Mundial no provocó ninguna respuesta revolucionaria del proletariado más allá de las huelgas en el Norte de Italia (1943), el malestar (motines y algunas huelgas) que empezó a darse en Alemania (1944) y la Comuna de Varsovia (1944).
Una de las causas fundamentales por las que la crisis económica es más favorable al estallido de la revolución, que la guerra, es que mientras la primera no puede ser acabada por la burguesía porque es como un cáncer que va corroyendo irremisiblemente la máquina productiva y social, la guerra puede ser detenida por la burguesía mediante un acuerdo entre los beligerantes. Así ocurrió por ejemplo cuando estalló la revolución en Alemania en noviembre 1918: inmediatamente toda la burguesía mundial comprendió el peligro y puso fin a las hostilidades el 11 de noviembre. Esto produjo una sensación generalizada de alivio y concretamente en Alemania provocó que los soldados se fueran desentendiendo poco a poco de toda lucha revolucionaria.
Aunque las tensiones imperialistas no se cristalicen inmediatamente hay que desarrollar las posiciones internacionalistas del proletariado: la denuncia de la guerra, la denuncia de los dos bandos de la Burguesía y el apoyo a la lucha revolucionaria del proletariado. Estas tensiones además deben servirnos de reflexión, porque estas amenazas son un peligro para el proletariado y la humanidad en su conjunto. El proletariado debe está alerta, ante cualquier amenaza de guerra.
Contra la eventualidad de la guerra desarrollemos las fuerzas revolucionarias internacionalistas. La probabilidad de una guerra estará siempre presente si las crisis del capitalismo siguen presentándose más seguidas, mas graves y profundas. El Capitalismo no tiene futuro alguno, solo el proletariado representa un futuro para la humanidad y el Comunismo es su proyecto histórico: sin guerras, ni patrias.

Firman:
LECO: Liga por la Emancipación de la Clase Obrera (Costa Rica);
CCI: Corriente Comunista Internacional;
NDIE: Núcleo de Discusión Internacionalista de Ecuador;
GLP: Grupo de Lucha Proletaria (Perú);
ORGAP: Organización Anarco Punk (Perú);
NPP: Núcleo Proletario en el Perú (Perú);
Compañeros internacionalistas a título individual.



Notas para el debate sobre las tensiones imperialistas

Ante la profundización de la crisis del sistema capitalista mundial, existe la posibilidad real de guerras a gran escala en la región latinoamericana.

De ese fenómeno no se escapa ninguna región del planeta puesto que la complejidad de las contradicciones, de las tensiones a cada segundo marcan esa tendencia.

Las guerras de Afganistán e Irak ; las tensiones entre Pakistán e India ;Corea del norte y EEUU y tensiones entre las dos coreas ;tensiones entre China continental y Taiwán ; todo el medio oriente en África ; son estos algunos ejemplos de las múltiples y complejas contradicciones del sistema capitalista mundial en su más profunda crisis de la historia , en su muestra de su indetenible putrefacción.

En la región, las tensiones involucran a Colombia-Venezuela; Perú-Chile; Ecuador-Colombia, de esto tampoco se escapan Centroamérica, como por ejemplo los pequeños pero significativos roces entre Nicaragua-Costa Rica; Nicaragua-Colombia entre otros.

Todos estos países, además de armarse para tener mejores espacios de influencia en la región aprovechando del debilitamiento del control de EEUU en la región, también se preparan en a lo inmediato y a largo plazo, para responder con sangrientas represiones al proletariado. Esto pues en el proletariado cada día existe la tendencia al cuestionamiento sobre el propio modo de producción capitalista, aunque esto sea todavía incipiente, existe la posibilidad real de futuras convulsiones sociales.

Aunque ya hace décadas pasaron de moda los regímenes bonapartistas, las dictaduras militares, los golpes de estados de hienas como Pinochet, Alfredo Strossner y Somoza, juntas militares en Argentina, en Honduras, etc, etc. no hay que descartar estos nuevos regímenes con nuevos rostros para embaucar a las masas. Ese nuevo rostro del capitalismo se llama socialismo del siglo 21 apoyado "críticamente "por la izquierda radical e incondicionalmente por los neostalinistas -castristas y los “reformistas” de nuevo cuño.

La pregunta sería ¿Qué tan vulnerable está el proletariado, cuánto ha avanzado el proletariado en su conciencia de clase como para caer en el engaño, en la trampa del pretexto de la lucha contra el narcotráfico, del terrorismo, o de caer en la trampa bajo las banderas del nacionalismo y despedazarse entre hermanos de clase, carnicería que solo serviría para alargar mas la agonía dentro del periodo de decadencia que se encuentra el capitalismo, pero que también arrastra un penoso sufrimiento para los explotados y oprimidos del mundo entero.

El izquierdismo haciendo ver la lucha entre dos bandos busca distorsionar la realidad que nos permita comprender la dinámica del capital en la etapa que vivimos, y reduciendo la lucha al apoyo de un bando, es decir a hacer que el proletariado se enfrente entre sí mismo y no se identifique como clase revolucionara mundial, sino que persiga el interés mezquino de alguna facción burguesa.
El proletariado debe enfrentar estas intensiones imperialistas con su solidaridad internacional, desarrollando sus luchas y tomando conciencia, oponiéndose a participar como carne de cañón y a asesinar a sus hermanos de clase en las guerras, sabiendo identificar las trampas de la burguesía en la que los sindicatos los partidos de izquierda e izquierdistas confabulan como parte de ella; llevando la lucha del proletariado no a arrinconarse en un sector sino a buscar la unidad política que permita ir creando los lazos de solidaridad para actuar en conjunto internacionalmente.
Rod.(LECO)

Aporte al debate sobre el 1 de mayo.

Compañeros de Perú del Círculo Sociedad y Ciencia y de España han lanzado algunos elementos de debate alrededor del 1 de mayo, sobre los que haremos algunos aportes.
Una de las interrogantes que surgen es si es o no el primero de mayo una fecha de reivindicación de la lucha proletaria.1
La otra es sobre si existen o pueden existir “sindicatos proletarios” 2
Al respecto apoyamos el planteamiento de los compañeros de la CCI al mencionar “esos métodos de acción ligados al sindicalismo se han revelado un medio para fragmentar, dividir y desorganizar a los trabajadores.”(cita)
El primero de mayo está comprometido al estado, a sus medios de canalizar las luchas y por medio de los sindicatos decirle a los obreros cuando luchar y cómo, para llevarlos a la dispersión. Es una fecha en que toda la los sindicatos y la izquierda acostumbrada a sus campañas electorales y sindicales, saca sus banderas y dan discursos sobre el socialismo, sobre la clase obrera, etc. Se hace de la lucha proletaria un desfile de compromiso al estado con la burguesía donde se justifica con mil y un discursos, los grandes privilegios de los sindicalistas y su supuesta importancia para la clase obrera, venden una imagen falsa de la lucha proletaria, de socialismo, para hacerla potable para la burguesía y agotarla en su corral. Ante esta realidad nos hemos planteado ¿realmente se representa algún interés de la clase en los primeros de mayo? O es otra forma de seguir canalizando las luchas en el marco del estado burgués, tal como este hace declarando días para la celebración de distintas luchas, como el día del ambiente, el día de la diversidad cultural, etc.
Ante el segundo elemento aportado al debate hemos considerado que tanto sindicatos grandes como pequeños, háganse ver como radicales o revolucionarios, están condenados como organismo al estado por todas partes. Son los intermediarios de la explotación y mantienen a los obreros divididos por sectores peleando aislados y así debilitándolos en una lucha permanente por cuestiones legales y alejados de la fuerza de la unidad propia del proletariado, donde son los mismos obreros de distintos sectores, naciones, en general sin distinciones, quienes toman las decisiones para definir su rumbo e impulsar la lucha internacional del conjunto de la clase. El papel de los “sindicatos proletarios” no es otro que el de las facciones del izquierdismo, de utilizar un lenguaje radical en apariencia revolucionario para terminar haciendo valer el interés de la burguesía, y comprometiendo a los obreros en los procesos electorales, en el sindicato, etc.
La burguesía tiene todo tipo de negociadores entre la clase para poder utilizarlos en las distintas coyunturas. En general la política de estos sindicatos es de seguir las luchas sindicales en general pero siempre exigiendo algo más que lo que se negocia oficialmente con los sindicatos grandes, o queriendo llevar huelgas aisladas al desgaste y a la decepción. El aporte de los compañeros de ORGAP y GLP grupos proletarios en Perú hacen una reflexión importante al respecto.
”5. Criticamos el Entrismo en todas sus formas, postura que plantea que los revolucionarios deben ingresar en organizaciones tales como sindicatos, comedores populares, frentes, organizaciones barriales, partidos de izquierda, con el pretexto que allí están los proletarios, los explotados. Esa táctica-indigna y oportunista-históricamente solo llevó a nuestra clase y su vanguardia a los callejones sin salida del reformismo y la contrarrevolución.
6. Por supuesto todo esto es muestra que el proletariado le falta recuperar su confianza en sí mismo, de reconocerse como clase y reapropiarse de su programa histórico. El proletariado tiene que organizar de manera autónoma sus luchas como clase a nivel mundial, para superar su encuadramiento y debilitamiento provocado por partidos y sindicatos. Solo la solidaridad, la unidad y su internacionalismo proletario en sus luchas masivas generalizadas a escala mundial, marcaran el camino del proletariado para su victoria final.”



Ya desde hace mucho nada queda en el sindicalismo que pueda servir a la clase, pero lo que si le servirá ir desconfiando cada vez más en estos, grandes o pequeños, para así poder autoorganizarse con asambleas, buscando llevar las luchas a la unificación con otros sectores proletarios combatiendo reanudando la lucha de clase, tomando fuerza internacionalmente y asumiendo así una responsabilidad histórica, acabar con la sociedad capitalista.
1 « es una fecha de reivindicación de la lucha proletaria contra el capital y los Estados burgueses. Es una fecha en la cual, mostramos al mundo que existimos como clase revolucionaria». (3 tomas de posición sobre el Primero de Mayo. http://es.internationalism.org/node/2869)

2 «sindicatos proletarios que están surgiendo y que irán surgiendo determinados por el desarrollo de la decadencia del Modo de Producción». (Ídem)

¡Frente a las curas de austeridad, respondamos con la lucha!

La siguiente es la hoja internacional que ha distribuido recientemente la CCI a nivel internacional sentando una pocición proletaria ante los planes del capital ante la crisis.


Grecia, Turquía, Portugal, España, Italia, Gran Bretaña, Irlanda, Francia,
Alemania, Rumania, Estados Unidos, Japón, China…


En Grecia la cólera es inmensa y la situación social
explosiva. En este mismo momento. el Estado
griego lanza ataques terribles contra el proletariado.
Todas las generaciones obreras y todos los sectores
están afectados de lleno. Los trabajadores del sector
privado, los funcionarios, los desempleados, los
jubilados, los estudiantes-precarizados… Nadie está
a salvo. Toda la clase obrera está amenazada de
sumirse en la miseria.

Frente a estos ataques, el proletariado no ha dejado
de reaccionar. Los obreros están saliendo a la calle
a batirse, mostrando así que no están dispuestos a
aceptar sin resistencia los sacrifcios que les exige
el capital.
Pero por el momento esta lucha no consigue
desarrollarse, no es aún una lucha masiva. Los
obreros de Grecia viven momentos difíciles ¿Qué
hacer cuando todos los medios de comunicación y
todos los responsables políticos afrman que no hay
más remedio que apretarse el cinturón para salvar
al país de la quiebra? ¿Cómo resistir la apisonadora
del Estado? ¿Qué métodos de lucha emplear
para construir una relación de fuerzas favorable a
los explotados?
Todas estas cuestiones no conciernen únicamente
a los obreros que viven en Grecia, sino a los de
todo el mundo. Además no hay que hacerse ninguna
ilusión, la tragedia griega es un anticipo de lo que
espera a los obreros en todas partes. De hecho ya
se han anunciado ofcialmente Curas de austeridad
a la griega en Portugal, en Rumanía, en Japón y
en España (¡donde el gobierno acaba de bajar el
salario una media del 5% a los funcionarios entre
otras medidas!). Todos estos ataques simultáneos
revelan una vez más que los obreros, cualquiera
que sea su nacionalidad, forman una misma clase
que tiene en todas partes los mismos intereses y
los mismos enemigos. La burguesía hace que el
proletariado cargue con las pesadas cadenas del
trabajo asalariado, pero sus eslabones unen a todos
los obreros, de país en país, por encima de las
fronteras.

En Grecia, son hoy nuestros hermanos de clase los
que son atacados y han empezado dolorosamente a
intentar batirse. Su lucha es también la nuestra.
¡Solidaridad con los obreros de Grecia!
¡Una misma clase un mismo combate!
Rechacemos todas las divisiones que intenta
imponernos la burguesía. Al viejo principio de las
clases dominantes, divide y vencerás, opongámosle
la consigna de agrupamiento del proletariado:
Proletarios de todos los países, ¡Uníos!
En Europa, la burguesía en cada país trata de hacer
creer a los obreros que van a tenerse que apretar el
cinturón por culpa de Grecia. La falta de escrúpulos
de los gobernantes griegos, que habrían dejado que
el país viviera a crédito durante décadas y además
habrían amañado las cuentas públicas, sería la causa
principal de una crisis de confanza internacional
en el euro. Los diferentes gobiernos utilizan todos
este pretexto engañoso para justifcar, uno tras otro,
la necesidad de reducir los défcits y la adopción de
planes de rigor draconianos.
En Grecia, todos los partidos ofciales, empezando
por el Partido “Comunista”, agitan los sentimientos
nacionalistas: «las fuerzas extranjeras son las
responsables de los ataques», «Abajo el FMI y la
UE»,«Abajo Alemania»; esas son las consignas
que lanzan en las manifestaciones la izquierda y la
extrema izquierda, que así, ignoran voluntariamente
el capital nacional griego.

En Estados Unidos, si las bolsas caen, sería a causa de
la inestabilidad de la Unión Europea; si las empresas
cierran, sería a causa de la debilidad del euro, que
afecta al dólar y a las exportaciones.
O sea, cada burguesía nacional acusa al vecino y
ejerce sobre el proletariado que explota este chantaje
infame: «aceptad los sacrifcios, sino el país se
debilitará y los concurrentes se aprovecharán». La
clase dominante intenta inocular el nacionalismo,
verdadero veneno para las luchas, en las venas
obreras.

Este mundo dividido en naciones concurrentes no
es el nuestro. Los proletarios no tienen nada que
ganar encadenándose al capital del país donde viven.
Aceptar hoy los sacrifcios en nombre de la defensa
de la economía nacional, signifca preparar otros
sacrifcios más duros aún para mañana.
Si Grecia está al borde del abismo, si España, Italia,
Irlanda y Portugal siguen el mismo camino, si Gran
Bretaña, Francia, Alemania o Estados Unidos están en
plena tormenta económica, es porque el capitalismo
es un sistema moribundo. Todos los países están
condenados a hundirse irremediablemente en este
marasmo. Desde hace 40 años la economía mundial
está en crisis. Las recesiones se suceden unas a
otras. Sólo una huída adelante desesperada en el
endeudamiento ha permitido al capitalismo obtener,
hasta ahora, un poco de crecimiento. Resultado: hoy
los hogares, las empresas, los bancos, los Estados,
están todos sobre-endeudados. La quiebra de Grecia
es la caricatura de la quiebra general e histórica de
este sistema de explotación.
La burguesía quiere dividirnos,
¡Opongámosle nuestra solidaridad!
La fuerza de la clase obrera es su unidad
Los planes de austeridad anunciados constituyen
un ataque frontal y generalizado a nuestras
condiciones de vida. La única respuesta posible es un
movimiento masivo de los trabajadores. Es imposible
hacerles frente batiéndose desde la empresa o la
administración donde trabajamos, o la universidad
donde estudiamos, aislados, por grupos. Luchar
masivamente es una necesidad, so pena de ser todos
derrotados y condenados a la miseria.

¿Y qué hacen los sindicatos, esas ofcinas etiquetadas
de «especialistas ofciales de la lucha»? Organizan
huelgas en múltiples centros de trabajo… sin buscar
nunca que se unifquen. Mantienen activamente
el corporativismo, oponiendo particularmente los
trabajadores del sector público y del privado. Pasean
a los obreros de jornada en jornada acción estériles
¡Son de hecho los “especialistas de la división
obrera”! Incluso se emplean a fondo en destilar
el nacionalismo. Un solo ejemplo: la consigna
más gritada en las manifestaciones de la GSEE
(Confederación General de Trabajadores en Grecia)
desde mitad de marzo ha sido…«¡comprad griego!».

Seguir a los sindicatos signifca siempre ir a la
división y la derrota. Los obreros han de tomar a
cargo sus luchas, organizando por sí mismos las
asambleas generales y decidiendo colectivamente las
consignas y las reivindicaciones, eligiendo delegados
revocables en todo momento y enviando delegaciones
masivas a discutir con los trabajadores de los centros
más próximos, las fábricas, las universidades, los
centros de administración, los hospitales…, para
animarlos a sumarse al movimiento.
Prescindir de los sindicatos, atreverse a tomar el
control de las luchas, dar el paso de ir a buscar a
nuestros hermanos de clase…, todo esto puede
parecer enormemente difícil. Y ese es uno de
los frenos actuales al desarrollo de la lucha. El
proletariado tiene una falta de confanza en sí mismo;
no tiene aún conciencia de la fuerza que representan
sus formidables capacidades. Por el momento, la
violencia de los ataques que lleva a cabo el capital,
la brutalidad de la crisis económica, la falta de
confanza del proletariado en sí mismo, actúan como
factores paralizantes. Las respuestas obreras, incluso
en Grecia, están bien lejos de lo que la gravedad de la
situación exige. Sin embargo el porvenir pertenece a la
lucha de clases. Frente a los ataques, la perspectiva es
al desarrollo de movimientos cada vez más masivos.
Algunos nos preguntarán: «¿Por qué emprender
esas luchas? ¿Dónde van a llevarnos? Puesto que
el capitalismo está en quiebra, ninguna reforma es
realmente posible y por tanto no hay alternativa».
Y efectivamente, en el seno de este sistema de
explotación, no hay ninguna salida. Pero negarse
a ser tratados como perros y luchar colectivamente
signifca batirnos por nuestra dignidad, tomar
conciencia de que la solidaridad existe en este
mundo de explotación, y que la clase obrera es capaz
de hacer vivir ese sentimiento humano inestimable.
Entonces empieza a aparecer la posibilidad de
otro mundo, un mundo sin fronteras ni patria, sin
explotación ni miseria, un mundo hecho para la
humanidad y no para el benefcio. La clase obrera
puede y debe tener confanza en sí mismo. Es la
única capaz de construir esta nueva sociedad y
reconciliar a la humanidad consigo mismo, pasando
«del reino de la necesidad al de la libertad (Marx)».
El capitalismo es un sistema en quiebra…
Pero otro mundo es posible: el comunismo

Corriente Comunista Internacional, 24 de mayo 2010, hoja distribuida a escala internacional

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martes, 18 de mayo de 2010

Toma de posición de la LECO ante la represión ejercida por el gobierno de Costa Rica en las últimas semanas.

En las últimas semanas hemos visto como el gobierno de Costa Rica ha utilizado la represión para intimidar las distintas manifestaciones que han acontecido. Esto lo hace dentro de la dinámica general del capitalismo que empujado por la crisis endémica que presenta, busca descargar la carga de la crisis en el bolsillo de los trabajadores y para hacerlo necesita que la clase obrera no tome confianza y se mantenga dividida.
La represión al lado de las amenazas es la herramienta con la que se ejerce la democracia que es la perla con la que la burguesía busca decorar su masacre. El gobierno ha salido anunciando que no tolerará incidentes como los bloqueos de vías ni (como siempre dicen) que se altere la paz. Evidentemente el gobierno con este discurso se prepara para reprimir cualquier tipo de lucha que busque enfrentar sus planes de “ajuste” ante la crisis. Y esta es la verdadera dinámica tanto del gobierno anterior de Arias como el actual de Chinchilla y como de cualquier sector que hubiera ocupado esos puestos. Es la dinámica capitalista que actualmente domina todos los países del planeta.
Hemos visto la provocación que hizo la policía al entrar en las instalaciones universitarias anteriormente, donde terminaron enfrentándose policías contra estudiantes, donde muchos estudiantes fueron golpeados. Hemos visto detenciones por decenas en las manifestaciones en Limón. Así también los estudiantes y manifestantes golpeados brutalmente en la manifestación del pasado traspaso de poderes.
Estos acontecimientos son la cara dura de la democracia. El capitalismo se ha valido del discurso democrático para en tiempos de tranquilidad hacer desfiles y fiestas y en momentos de conflictos, reprimir brutalmente.
La brutalidad de la policía en este país es bien conocida, el discurso de país de paz sólo sirve para alimentar el nacionalismo y para los discursos de la burguesía y sus serviles. La represión es algo cotidiano en Costa Rica, sobre los vendedores ambulantes, sobre los precaristas, en fin, contra los sectores explotados y marginados.
El discurso oficial es el de fortalecer la policía contra el narcotráfico, contra el terrorismo, que no es otra cosa que un pretexto para militarizar tal como hace el conjunto de la burguesía a nivel mundial.
El proletariado debe repudiar esta militarización, la represión que busca un fin principal que es dividir y utilizar todo medio para que la clase obrera no tome conciencia y actúe. Pero al lado de esta militarización a nivel mundial la respuesta del proletariado se ha hecho presente, lo que ha llevado la lucha de clases a tomar fuerza nuevamente. La clase obrera empieza a perder la confianza en la democracia y va despertando viendo la verdadera cara de ésta, que es la guerra, la miseria, la represión. La situación del capitalismo no puede más que empeorar y los mecanismos bélicos para tratar de prolongar la caída de este son la agenda principal de la burguesía a nivel mundial y solamente la acción de la clase obrera logrando romper con su división, con la división que ejercen los sindicatos, el nacionalismo, el engaño de medios parlamentarios; es decir avanzando en su conciencia podrá detener la miseria la destrucción y la exterminación a que lleva el capitalismo.
Liga por la Emancipación de la Clase Obrera
Mayo 2010
emancipación.obrera@gmail.com
http://internacionalismo-leco.blogspot.com/

martes, 2 de marzo de 2010

DE MEXICO A BRASIL, DE HAITI A PERU: LA MISMA TRAGEDIA, LOS MISMOS CULPABLES.

El siguiente es un artículo de los compañeros del GLP Grupo Lucha Proletaria de Perú, grupo con el que la LECO mantiene lazos fraternos


¿Furia de la naturaleza?¿Pura Fatalidad? Se preguntan todos aquí, de alguna manera se intentan explicar lo que ya se sabia desde hace mucho. Cada año estas situaciones de lluvias e inundaciones se repiten, unas mas inusuales e intensas que las anteriores. El sur del Pais se ha visto sumergido en el mas profundo de los desastres y la desesperacion humana: Cuzco, Huancavelica, Juliaca, Puno, Ica….son algunos de los lugares donde cientos han perdido la vida.
La catastrofe ambiental y su correlato en el cambio climatico han hecho lo suyo, lluvias, diluvios e inundaciones, mas constantes y voraces barren a su paso puentes, casas, cultivos, ganado y comunidades enteras.
Senamhi (Servicio Nacional de Meteorologia e Hidrologia del Peru) ya habia advertido y pronosticado fuertes fenomenos climaticos hace un año e hizo un pedido desde hace dos años al Estado para adquirir equipos que permitan hacer este tipo de previsiones y señalamientos mas puntuales frente a la ocurrencia de este tipo de desastres. ¡Pero el Estado no hizo nada! no cumplio con el pedido ni con ningun otro. Ahora la hipocresia burguesa de Javier Velasquez Quesquen el presidente del Consejo de Ministros (PCM) anuncio que el Estado peruano adquirira equipos de alta tecnologia que permitan un mejor servicio del Senamhi- despues que el desastre ha pasado y cobrado cientos de vidas humanas.
“El Senamhi le aviso al presidente regional del Cuzco y no hubo respuesta. En este caso no faltaron recursos o alerta oportuna, lo que falto fue la respuesta prudencial” (1) Pero a todo esto, hay que sumarle ademas las declaraciones del Senamhi que advierte que “el niño” (2) sera mas fuerte en las proximas semanas.
En el 2007 fue en Pisco, Chincha e Ica, donde murieron cientos de pobladores, a causa de un bestial terremoto que desolo, hasta hoy esa parte del territorio; despues el 2009 fue en Bagua donde se masacraron a cientos de indigenas, por una absurda disputa. Ahora le toco a Juliaca, Puno, Cuzco, Arequipa y una vez mas Ica, sumergidos en el mas profundo horror humano producto de lluvias e inundaciones nunca antes vistas.
¿Pero que tienen en comun estas tres situaciones, estos tres acontecimientos? Todas denotan la descomposicion del Capitalismo (3) estos hechos demuestran de por que el capitalismo atraviesa actualmente un proceso de hundimiento y los escenarios de matanzas y desastres son consecuencias permanentes en el. Las guerras son una amenaza constante, grandes masacres y Catastrofes como las que hoy se viven en el Sur del territorio y otras partes del planeta, son solo una muestra de la barbarie capitalista, que pone en peligro a toda la humanidad. El capitalismo en crisis vive en un caos constante y genera situaciones como esta, siempre.
“El sector turismo perderia S/.1.200 millones por cancelaciones de visitas”, “lluvias en el sur comprometen el 0,6% de PBI de este año”,“son cifras de miedo” (4) Esto es lo que se viene escuchando en plena desgracia del Sur. La burguesia esta preocupada por lo que se le escapara de las manos producto de las lluvias e inundaciones y hablan ademas de reducir tarifas hasta el 50% en paquetes turisticos para tratar de salvar sus negocios. Se ve desplazar un gran esfuerzo por salvar “la industria sin chimeneas” con estrategias y planes que vienen tanto del sector privado, como el publico. El Estado destina recursos y esfuerzos en aliviar la situacion de la burguesia del sector Turismo, cuando los cientos de pobladores lo han perdido todo y las ayudas no se ven llegar. Existen miles de soles en manos del Estado y los gobiernos regionales, que podrian ser destinados con facilidad a la reconstruccion y mejora de caminos, puentes y mejores viviendas para los pobladores de las zonas afectadas, pero se prefiere gastar esas grandes cantidades en otras inversiones mas rentables para los mismos: Los Gobiernos Regionales, el Estado y las Burguesias implicadas.
Esta pasando tambien en Haiti, 50 000 muertos y el Estado alla, hizo poco o nada, por superar esta situacion inminente. “La prevencion no son actividades rentables para el capitalismo. La ayuda humanitaria, cuando la hay, no sirve más que para echar una cortina de humo ideológico, haciendo creer que este sistema puede ser humano, y eso cuando no sirve sino de coartada para justificar el envío de tropas y ganar influencia en una región del mundo”. (5)
Otras inundaciones y diluvios “mojan” otras partes del planeta, Iztapalapa, Guadalajara, Col. Impulsora/Mexico, alguna ciudades de Sao Paolo/Brasil…todas con sus secuelas de desastres y perdidas de vidas humanas, en fin llanto, drama, miseria y desesperacion por doquier.
La catastrofe, el horror y el dolor reinan en el sur y tambien en el norte del territorio y en muchas otras partes del planeta, la tragedia humana resulta una constante en el capitalismo. El proletariado tiene que identificar que la culpabilidad no la lleva la naturaleza, sino el Capitalismo y sus Estados por el desarrollo del desastre medioambiental y su posicion asesina, por ser un sistema inhumano y explotador. La clase obrera y demas explotados, ante toda esta desgracia que le toca vivir, tendra que desarrollar su solidaridad por encima de las fronteras, fortalecer su confianza y su combate y tendra que demostrar que es el unico que lleva un proyecto historico de vida a toda la humanidad.
¡Proletarios del mundo unídos!
GLP (11/02/ 2010)
(1) Catedratico de la Universidad del Pacifico Econ. Eduardo Moron-3/02/2010.
(2) “El Niño” fenómeno climático cíclico que provoca estragos a nivel mundial, siendo las más afectadas América del Sur y las zonas entre Indonesia y Australia, provocando con ello el calentamiento de las aguas sud Americanas.
(3) Leer más en http://es.internationalism.org/rint/2001/107_descomposicion.htm
(4) Ver El Comercio Periodico – pag b2- 2/02/2010.
(5) Tomado de Terremoto en Haití: Los Estados capitalistas son todos unos carroñeros: http://es.internationalism.org/ccionline/2010_haiti

miércoles, 17 de febrero de 2010

¿Qué diferencia hay entre los revolucionarios y el troskismo?

El siguiente es un artículo publicado por la CCI corriente que mantiene lazos fraternos con la LECO, originalmente escrito en 1947, pero que su vigencia está no sólo actualizada sino que es indispensable para la clarificación del medio proletario hoy.

El Trotskismo es una corriente política que con la caída de la URSS ha venido a servir de relevo a los partidos estalinistas hoy desacreditados o fundidos en partidos abiertamente burgueses. En Costa Rica hemos visto su crecimiento particular en los últimos 10 años, seis o más agrupaciones se reivindican de esta corriente en este país, no por casualidad. El Trotskismo mantiene viva la reconciliación de clases, o al menos así lo pretende, manejando un lenguaje en apariencia revolucionario y radical. Hoy es muy importante para la clase obrera desmitificar los cuentos de reconciliación con el régimen que enmarañados de mucha palabrería resonante promueven estos partidos. Es para la clase obrera enteramente necesario saber enfrentar tanto a la burguesía como a sus defensores que se disfrazan de revolucionarios o de comunistas en los que el trotskismo destaca, pues estarán en los momentos álgidos de las luchas para confundir al proletariado en su búsqueda de claridad.

La LECO originalmente se reivindicaba trotskista, pero afortunadamente tras muchos debates de cara a la experiencia histórica hemos podido liberarnos de ese tumor y así rescatar los principios del marxismo revolucionario. Muy distinto es rescatar los aportes de un gran revolucionario como Trotsky y entender los errores que cometió, que hacer de sus errores una doctrina que no es nada proletaria.

Muchos elementos honestos son atrapados por el trotskismo, y esperamos que antes de caer en el desgaste o en el adoctrinamiento metafísico, sepan indentificar el caracter burgues de sus agrupaciones y rompan con este engendro y sus "apoyos críticos" a cuanta "causa" exista o se inventen y su defensa del mal menor y de un "sindicalismo de clase", para encontrarse con las pociciones auténticas del proletariado y su internacionalismo y puedan pelear así por la emancipación de la clase obrera y el programa revolucionario.


LECO febrero 2010

¿Qué diferencia hay
entre los revolucionarios y el troskismo?

Publicamos aquí dos artículos de la revista Internationalisme, órgano de la Izquierda comunista de Francia ([1]), escritos en 1947 sobre la cuestión del trotskismo. En aquél entonces, el trotskismo ya se había señalado por su abandono del internacionalismo proletario al participar en la Segunda Guerra mundial, contrariamente a los grupos de la Izquierda comunista ([2]), los cuales, en los años treinta, habían resistido a la marea del oportunismo favorecida por la derrota de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. Entre éstos, en torno a la revista Bilan (fundada en 1933), la Izquierda italiana definía correctamente las tareas del momento: ante la marcha hacia la guerra, no traicionar los principios elementales del internacionalismo y hacer el "balance" del fracaso de la oleada revolucionaria, en particular de la Revolución rusa. La Izquierda comunista combatía las posiciones oportunistas adoptadas por la Tercera Internacional degenerante, y entre ellas, en particular, la política defendida por Trotski de Frente Único con los partidos socialistas, política que arrojaba por la borda toda la claridad tan difícilmente adquirida sobre el carácter capitalista de esos partidos. La izquierda comunista tuvo incluso, en varias ocasiones, la posibilidad de confrontar su enfoque político con el de la corriente -todavía proletaria entonces - formada en torno a las posiciones de Trotski, en particular cuando se intentó unificar a los diferentes grupos opuestos a la política de la Internacional comunista y de los PC estalinizados ([3]).

Fue con el mismo método de Bilan con el que la Izquierda comunista de Francia analizó el fondo de la política del trotskismo que no fue tanto "la defensa de la URSS", aunque esta cuestión manifestaba claramente su equivocación, como la actitud que debía tomarse ante la guerra imperialista. En efecto, como lo pone de manifiesto el primer artículo, "La función del trotskismo", el alistamiento de esta corriente en la guerra no está determinado en primer lugar por la defensa de la URSS, como lo prueba el que algunas de sus tendencias que rechazaban la tesis del Estado obrero degenerado también participaron en el aquelarre imperialista. La determina en realidad la política del "mal menor", la elección de la lucha contra "la ocupación extranjera", "el antifascismo", etc. Esta característica del trotskismo se subraya especialmente en el segundo artículo publicado, "Bravo Abdelkrim, o la pequeña historia del trotskismo", que constata que "toda la historia del trotskismo está en torno a la ‘defensa' de algo" en nombre del mal menor, siendo ese algo cualquier cosa menos proletario. Esta marca de fábrica del trotskismo no fue en modo alguno alterada por el tiempo como lo prueban las distintas manifestaciones del activismo trotskista contemporáneo, así como también su prontitud a elegir un campo contra otro en los múltiples conflictos que ensangrientan el planeta, incluso desde la desaparición de la URSS.

En la raíz de este vagabundeo del trotskismo está, como señala el primer artículo, la atribución de un papel progresista "a ciertas fracciones del capitalismo, a ciertos países capitalistas (y como dice expresamente el programa de transición, a la mayoría de los países)". En esta concepción, según la caracterización que hace el artículo, "la emancipación del proletariado no se realiza gracias a una lucha que pone al proletariado como clase frente a todo el capitalismo, sino que será el resultado de una serie de luchas políticas, en el sentido limitado del término y en las cuales, aliado sucesivamente a distintas fracciones políticas de la burguesía, el proletariado eliminará a unas fracciones, llegando así, por etapas, poco a poco, a debilitar a la burguesía, a vencerla dividiéndola y derrotándola por partes." Ahí ya no queda nada de marxismo revolucionario.

La función del trotskismo

Es un gran error, y muy compartido, considerar que lo que distingue a los revolucionarios del trotskismo es la cuestión de la "defensa de la URSS".

Por supuesto que los grupos revolucionarios, tildados con cierto menosprecio de "ultraizquierda" por los trotskistas (término peyorativo del mismo nivel que el de "hitlero-trotskistas" que a ellos les dan los estalinistas), rechazan naturalmente cualquier tipo de defensa del Estado capitalista (capitalismo de Estado) ruso. La no defensa del Estado ruso por parte de los grupos revolucionarios no es, ni mucho menos, el fundamento teórico y programático de dichos grupos; no es ni más ni menos que la consecuencia política, que está incluida y se deriva normalmente de sus ideas generales, de su plataforma revolucionaria de clase. Y, a la inversa, la "defensa de la URSS" tampoco es lo típico del trotskismo.

Si es verdad que "la defensa de la URSS" es de todas las posiciones políticas que forman su programa la que mejor y más claramente manifiesta su equivocación y su ceguera, se cometería no obstante un grave error queriendo ver el trotskismo solamente a través de esa manifestación. A lo sumo ha de verse en ella la expresión más acabada, más típica, una especie de absceso del trotskismo. Este absceso es tan monstruosamente aparente que su vista repugna a cada día más afiliados de esa Cuarta internacional y, muy probablemente, sea una de las causas, y no la menor, que hace vacilar a muchos simpatizantes en el momento de afiliarse a esa organización. Sin embargo el absceso no es la enfermedad, sino solamente su localización y su exteriorización.

Si tanto insistimos en este punto, es porque demasiada gente que se asusta viendo los estigmas exteriores de una enfermedad tiende a tranquilizarse fácilmente en cuanto aparentemente desaparecen. Olvidan que una enfermedad "blanqueada" no es una enfermedad curada. Esta especie de gente es tan peligrosa, tan propagadora de los gérmenes de la corrupción como la otra, y quizás más aún, al creer sinceramente estar curada.

El Workers'Party en Estados Unidos (organización trotskista disidente, conocida bajo el nombre de su líder, Shachtman), la tendencia de G. Munis en México ([4]), las minorías de Gallien y Chaulieu en Francia, todas las tendencias minoritarias de la "IVa internacional" que, por rechazar la posición tradicional de defensa de Rusia creen estar curadas "del oportunismo" (como dicen) del movimiento trotskista, sólo están "blanqueadas" pero, en el fondo, siguen estando tan impregnadas como antes y totalmente prisioneras de esa ideología.

Eso es tan verdad que basta con tomar como prueba la cuestión más extrema, la que ofrece menos escapatorias, la que plantea y opone más irreductiblemente las posiciones de clase del proletariado y de la burguesía, la cuestión de la actitud que debe tomarse ante la guerra imperialista. ¿Qué vemos?

Unos y otros, mayoritarios y minoritarios, con consignas diferentes, participan todos ellos en la guerra imperialista.

No vale citarnos, para contradecirnos, las declaraciones verbales de los trotskistas contra la guerra. Las conocemos muy bien. No son las declamaciones lo que importa sino la práctica política real que se deriva de las posiciones teóricas y que se concretó en el apoyo ideológico y práctico a las fuerzas de guerra. Nos importa poco saber con qué argumentos se justificó esta participación. La defensa de la URSS es uno de los más importantes, que vincula e implica al proletariado en la guerra imperialista. No es, sin embargo, el único. Como los socialistas de izquierda y los anarquistas, los minoritarios trotskistas que estaban en contra de la defensa de la URSS encontraron otras razones, no menos válidas para ellos y no menos inspiradas por la ideología burguesa, para justificar su participación en la guerra imperialista. Para unos fue la defensa de la "democracia", para otros "la lucha contra el fascismo" o la "liberación nacional" cuando no "el derecho de los pueblos a la autodeterminación" ".

Para todos, siempre fue una cuestión de "mal menor" la que les hizo participar en la guerra o en la Resistencia del lado de un bloque imperialista contra otro.

El partido de Shachtman tiene totalmente razón de reprochar su apoyo el imperialismo ruso a los trotskistas oficiales, considerando que no se trata de un "Estado obrero", pero eso no basta para hacer de Shachtman un revolucionario, ya que no hace ese reproche basándose en una posición de clase del proletariado contra la guerra imperialista, sino únicamente porque considera que Rusia es un país totalitario donde hay menos "democracia" que en otros países y que, en consecuencia, había que apoyar a Finlandia, "menos totalitaria" y más democrática, contra la agresión rusa ([5]).

Para manifestar la naturaleza de su ideología, en particular sobre la cuestión primordial de la guerra imperialista, el trotskismo no necesita para nada defender a la URSS, como lo acabamos de ver. La defensa de la URSS facilita obviamente su posición de participación en la guerra, permitiéndole disfrazarla con una fraseología seudorrevolucionaria, logrando de esta forma obscurecer su carácter profundo e impidiendo plantear la cuestión de la naturaleza de la ideología trotskista a plena luz.

Hagamos pues momentáneamente abstracción, para esclarecernos, de la existencia de Rusia o, si se prefiere, de toda esa sofística sobre el carácter socialista del Estado ruso, con la que los trotskistas acaban oscureciendo el problema central de la guerra imperialista y de la actitud del proletariado. Planteemos sin más la cuestión de la actitud de los trotskistas en la guerra. Los trotskistas responderán obviamente con una declaración general contra la guerra.

Pero una vez recitada correctamente la letanía sobre el "derrotismo revolucionario" en lo abstracto, comenzarán inmediatamente en lo concreto a establecer restricciones, sabios "distingos", "pero..." y "si..." que los llevarán, en la práctica, a tomar partido a favor de uno u otro de los campos en presencia y a llamar a los obreros a participar en la carnicería imperialista.

Cualquiera que haya tenido relaciones con los medios trotskistas en Francia durante los años 39-45, puede atestiguar que sus sentimientos predominantes no estaban dictados en primer lugar por la defensa de Rusia sino por la elección del "mal menor", la opción de la lucha contra "la ocupación extranjera" y la del "antifascismo".

Eso es lo que explica su participación en "la Resistencia" ([6]), en los F.F.I. ([7]) y en la "Liberación". Y cuando el PCI ([8]) de Francia se ve felicitado por secciones de otros países por su participación en lo que llaman "el levantamiento popular" de la Liberación, les dejamos la satisfacción que puede darles el bluf sobre la importancia de esa participación, o sea la importancia de unas cuantas decenas de trotskistas en ¡"el GRAN levantamiento popular"!. Recordemos sobre todo como testimonio, lo que significa políticamente semejante felicitación.

¿Cuál es el criterio de actitud revolucionaria frente a la guerra imperialista?

Los revolucionarios parten de la confirmación de que se ha alcanzado la fase imperialista de la economía mundial. El imperialismo no es un fenómeno nacional (es la violencia de la contradicción capitalista entre el grado de desarrollo de las fuerzas productivas -del capital social total- y el desarrollo del mercado que determina la violencia de las contradicciones inter­imperialistas). En esta fase no puede haber guerras nacionales. La estructura imperialista mundial determina la estructura de cualquier guerra: en esta época imperialista no hay guerras "progresistas". El único progreso está en la revolución social. La alternativa histórica propuesta a la humanidad es: revolución socialista o decadencia, o sea el hundimiento en la barbarie por la destrucción de las riquezas acumuladas por la humanidad, la destrucción de las fuerzas productivas y la masacre continua del proletariado en una sucesión interminable de guerras locales o generales. Los revolucionarios plantean entonces un criterio de clase relacionado con el análisis de la evolución histórica de la sociedad.

Veamos cómo lo plantea teóricamente el trotskismo: "... Pero no todos los países del mundo son países imperialistas. Al contrario, la mayoría de los países son víctimas del imperialismo. Algunos países coloniales o semicoloniales intentarán, sin duda, utilizar la guerra para sacudir el yugo de la esclavitud. Para ellos, la guerra no será imperialista sino emancipadora. El deber del proletariado internacional será ayudar a los países oprimidos en guerra contra los opresores..." (Programa de transición, capítulo "La Lucha contra el imperialismo y la guerra").

Así pues, el criterio trotskista no está vinculado al período histórico que vivimos sino que crea, se refiere, a un concepto abstracto y, por lo tanto, falso del imperialismo. Solamente sería imperialista la burguesía de un país dominante. El imperialismo no sería una fase político-económica del capitalismo mundial sino estrictamente del capitalismo de algunos países, mientras que los demás países capitalistas, la "mayoría", no serían imperialistas. A menos de recurrir a una distinción formal, vacía de sentido, todos los países del mundo están de hecho actualmente dominados económicamente por dos naciones: Estados Unidos y Rusia. ¿Se ha de concluir que solamente la burguesía de ambos países es imperialista y que la hostilidad del proletariado a la guerra no debe ejercerse sino únicamente en esos dos países?

Más aun, si se sigue a los trotskistas y se quita a Rusia, la cual, por definición, "no es imperialista", se llega al absurdo monstruoso de que sólo hay un país imperialista en el mundo: Estados Unidos. Eso nos conduce a la reconfortante conclusión de que el proletariado tiene como deber ayudar a todos los demás países del mundo -puesto que todos son "no imperialistas" y "oprimidos".

Veamos, concretamente, cómo esta distinción trotskista se traduce en los hechos, en la práctica. En 1939, Francia es un país imperialista, así que se propugna el derrotismo revolucionario. En 1940-45, Francia está ocupada: de país imperialista se convierte en país oprimido; su guerra es "emancipadora"; "el deber del proletariado es apoyar su lucha". Perfecto. Pero entonces es Alemania la que en 1945 se convierte en país ocupado y "oprimido": el proletariado debe apoyar una eventual emancipación de Alemania contra Francia. Lo que es verdad para Francia y Alemania también es verdad para cualquier otro país: Japón, Italia, Bélgica, etc. Que no se nos venga a hablar de países coloniales y semicoloniales. En la época imperialista, en la competición salvaje entre los imperialismos, cualquier país que no tiene la oportunidad o la fuerza de ser el vencedor pasa a ser, de hecho, un país "oprimido". Ejemplos: Alemania y Japón y, en el otro sentido, China.

El único deber del proletariado será así andar dando brincos de un platillo a otro de la balanza imperialista, al ritmo de los dictámenes trotskistas, y hacerse masacrar por lo que los trotskistas llaman "Ayuda a una guerra justa y progresista..." (véase Programa de transición, ibídem).

Es el carácter fundamental del trotskismo: en cualquier situación y en todas sus posiciones corrientes, ofrece al proletariado una alternativa, no de oposición y solución de clase: proletariado contra burguesía, sino la alternativa entre dos campos, dos fuerzas capitalistas "oprimidas...": entre burguesía fascista y antifascista; entre "reacción" y "democracia"; entre monarquía y república; entre guerra imperialista y guerras "justas y progresistas".

Partiendo de esa alternativa eterna del "mal menor", los trotskistas participaron en la guerra imperialista, y no en función de la necesidad de la defensa de la URSS. Antes de defenderla, habían participado en la guerra de España (1936-39) en defensa de la España republicana contra Franco. A continuación fue la defensa de la China de Chiang Kai-chek contra Japón.

La defensa de la URSS no es, por lo tanto, la base de sus posiciones, sino el resultado, una manifestación entre otras de su plataforma fundamental, plataforma por la que el proletariado no tiene una posición de clase propia en una guerra imperialista sino que puede y debe hacer una distinción entre los distintos capitalismos nacionales, momentáneamente antagónicos, a los que debe declarar "progresistas" y conceder su ayuda, por regla general a los más débiles, más atrasados, a la burguesía "oprimida".

Esta posición, en la cuestión tan crucial (central) de la guerra, sitúa inmediatamente al trotskismo como corriente política fuera del campo del proletariado y justifica por sí sola la necesidad de ruptura total con él por parte de cualquier elemento revolucionario proletario.

Los trotskistas ponen al proletariado a remolque de la burguesía proclamada "progresista"

Y sólo hemos puesto de relieve una de las raíces del trotskismo. De forma más general, el trotskismo considera que la emancipación del proletariado no es el resultado de la lucha de forma absoluta que sitúa al proletariado como clase frente al conjunto del capitalismo, sino que será el resultado de una serie de luchas políticas, en el sentido estrecho del término y en las cuales, aliándose sucesivamente a distintas fracciones políticas de la burguesía, eliminará a las otras y así llegará, por grados, por etapas, poco a poco, a debilitar a la burguesía y a triunfar, dividiéndola y venciéndola por partes.

No solo es ése un enfoque que se pretende altamente sutil y estratégico, que se resume en el lema... "ir separadamente y pegar juntos...". Es, sobre todo, una de las bases de la ideología trotskista, y esto queda confirmado en la teoría de la "revolución permanente" (nueva forma), que explica que la permanencia de la revolución considera la propia revolución como un desarrollo permanente de una sucesión de acontecimientos políticos, entre los que la toma del poder por el proletariado no es sino un acontecimiento entre otros, y que no considera que la revolución sea un proceso económico y político de liquidación de una sociedad dividida en clases y, por fin y sobre todo, afirma que la edificación socialista se puede comenzar antes de la toma del poder por el proletariado.

Es verdad que esta concepción de la revolución sigue, en parte, "fiel" al esquema de Marx. Pero no es sino una fidelidad a la letra. Marx conoció ese esquema en 1848, cuando la burguesía seguía aún siendo una clase históricamente revolucionaria, y fue en el fuego de las revoluciones burguesas que se desencadenaron por toda una serie de países de Europa, cuando Marx esperó que no se detuvieran en la fase burguesa, sino que se vieran desbordadas por el proletariado prosiguiendo la marcha adelante hasta la revolución socialista.

Si la realidad invalidó las esperanzas de Marx, fue en todo caso una visión revolucionaria atrevida, anticipadora de las posibilidades históricas. Otra cosa es la revolución permanente trotskista. Fiel a la letra pero traidor al espíritu, el trotskismo sigue otorgando un papel progresista a algunas fracciones del capitalismo, a algunos países capitalistas (y como lo dice expresamente el Programa de transición, son la mayoría), un siglo después de que hayan acabado las revoluciones burguesas, en la época del imperialismo mundial, mientras que la sociedad capitalista ha entrado, como un todo, en su fase decadente.

Marx pensaba en 1848 situar al proletariado a la cabeza de la sociedad, los trotskistas en 1947 ponen el proletariado a remolque de la burguesía declarada "progresista". Es difícil imaginar una caricatura más grotesca, una deformación más obtusa que la que proponen los trotskistas del esquema de la revolución permanente de Marx.

Tal como Trotski la había retomado y formulado en 1905, la teoría de la revolución permanente guardaba todo su significado revolucionario. En 1905, a principios de la era imperialista, cuando el capitalismo parecía tener ante sí muchos años de prosperidad, en uno de los países más atrasados de Europa en el que subsistía todavía toda una superestructura política feudal, donde el movimiento obrero estaba dando sus primeros pasos, ante todas las fracciones de la socialdemocracia rusa que anunciaban la llegada de la revolución burguesa, frente a Lenin que, lleno de restricciones, no se atrevía a ir más lejos que asignar a la futura revolución la tarea de reformas burguesas bajo una dirección revolucionaria democrática de los obreros y campesinos, Trotski tuvo el mérito innegable de proclamar que la revolución sería socialista -la dictadura del proletariado- o no sería.

La teoría de la revolución permanente ponía el acento sobre el papel del proletariado como única clase revolucionaria desde entonces en adelante. Fue una proclamación revolucionaria audaz, dirigida contra los teóricos socialistas pequeñoburgueses miedosos y escépticos, y contra los revolucionarios vacilantes a quienes les faltaba confianza en el proletariado.

En la actualidad, cuando la experiencia de los cuarenta últimos años confirmó plenamente esos elementos teóricos, en un mundo capitalista acabado y ya decadente, la teoría de la revolución permanente de "nuevo cuño" está únicamente dirigida contra las "ilusiones" revolucionarias de esos extravagantes ultraizquierdistas, esa pesadilla del trotskismo.

En la actualidad, se insiste en las ilusiones atrasadas de los proletarios sobre las inevitables etapas intermedias, la necesidad de una política realista y positiva, los gobiernos trabajadores y campesinos, las guerras justas y las revoluciones de emancipación nacionales progresistas.

Tal es en adelante el destino de la teoría de la revolución permanente entre las manos de discípulos que sólo supieron retener y asimilar las debilidades, y nada de lo que fue la grandeza, la fuerza y el valor revolucionarios del ilustre maestro.

Apoyar las tendencias y las fracciones "progresistas" de la burguesía, reforzar la marcha revolucionaria del proletariado basándola en utilizar la división y los antagonismos intercapitalistas, son las fuentes de la teoría trotskista. Hemos visto la primera, veamos el contenido de la segunda.

¿Dónde hay divergencias en el campo capitalista?

En primer lugar, sobre cómo garantizar mejor el orden capitalista. Es decir, garantizar mejor la explotación del proletariado.

En segundo lugar, sobre las divergencias entre los intereses económicos de los diferentes grupos que componen la clase capitalista. Trotski, que se dejó a menudo llevar por su estilo y sus metáforas hasta perder de vista su contenido social real, hizo a menudo hincapié en este segundo aspecto. "Es erróneo considerar el capitalismo como un conjunto unificado", enseñaba. "La música también es un conjunto, pero sería un músico bien pobre el que no distinguiera las notas unas de otras". Y esta metáfora la aplicaba a los movimientos y luchas sociales. A nadie se le ocurrirá negar o no hacer caso de la existencia de oposiciones de intereses dentro de la clase capitalista, y las luchas que de ellas resultan. La cuestión está en saber qué lugar ocupan esas distintas luchas en la sociedad. Sería un marxista revolucionario muy mediocre el que pusiera en el mismo plano la lucha entre las clases y la lucha entre grupos de la misma clase.

"La historia de toda sociedad hasta nuestros días es la historia de las luchas de clase". Esta tesis fundamental de el Manifiesto comunista, no desconoce obviamente la existencia de luchas secundarias entre distintos grupos e individualidades económicas dentro de las clases ni su importancia relativa. Pero el motor de la historia no son esos factores secundarios, sino la lucha entre la clase dominante y la clase dominada. Cuando una nueva clase debe, en la historia, sustituir a la antigua, incapaz ya de garantizar la dirección de la sociedad, o sea en un período histórico de transformación y revolución social, la lucha entre ambas clases determina y domina absolutamente, de forma categórica, todos los acontecimientos sociales y todos los conflictos secundarios. En tales períodos históricos, como el nuestro, hacer hincapié en los conflictos secundarios, de los cuales se quiere determinar y condicionar la marcha del movimiento de la lucha de clases, su dirección y su amplitud, demuestra con claridad deslumbrante que no se ha entendido nada sobre las cuestiones más elementales de la sociología marxista. No se hace otra cosa sino juegos malabares con abstracciones sobre notas de música, y se supedita, en lo concreto, la lucha social histórica del proletariado a las contingencias de los conflictos políticos intercapitalistas.

Toda esta política se basa, en el fondo, en una singular ausencia de confianza en las propias fuerzas del proletariado. Indudablemente, las tres últimas décadas de derrotas ininterrumpidas han ilustrado trágicamente la inmadurez y la debilidad del proletariado. Pero uno se equivocaría buscando el origen de esta debilidad en el autoaislamiento del proletariado, en la ausencia de una línea suficientemente flexible de conducta hacia las demás clases, capas y formaciones políticas antiproletarias. Es todo lo contrario. Desde la fundación del la IC, no se ha cesado de denigrar la enfermedad infantil de la izquierda, de elaborar la estrategia irrealista de conquista de amplias masas, de conquista de los sindicatos, de la utilización revolucionaria de la tribuna parlamentaria, del frente único político con "el diablo y su abuela" (Trotski), de participación en el Gobierno obrero de Sajonia....

¿Cuál fue el resultado?

Desastroso. Cada nueva conquista de la estrategia en flexibilidad era seguida por una derrota mayor, más profunda. Para atenuar esa debilidad que asignan al proletariado, para "reforzarlo", no sólo iban corriendo a apoyarse en fuerzas políticas extraproletarias (socialdemocracia) sino también en fuerzas sociales ultrarreaccionarias: partidos campesinos "revolucionarios" (Conferencia internacional del campesinado-Conferencia internacional de los pueblos coloniales). Cuanto más se acumulaban las catástrofes sobre la cabeza del proletariado, más triunfaban en la IC la rabia de las alianzas y la política de explotación. Se debe ciertamente buscar el origen de toda esta política en la existencia del Estado ruso, que ha encontrado en sí mismo su razón de ser, que no tiene por naturaleza nada en común con la revolución socialista, opuesto y ajeno como lo es y lo será al proletariado y a sus objetivos de clase.

El Estado, para su conservación y su reforzamiento, debe y puede encontrar aliados en las burguesías "oprimidas", en los "pueblos" y los países coloniales y "progresistas", porque esas categorías sociales están, por naturaleza, llamadas a construir el Estado. El Estado ruso podrá especular sobre la división y los conflictos entre otros Estados y grupos capitalistas, porque es de la misma naturaleza social y de clase que ellos.

En esos conflictos, el debilitamiento de uno de los antagonistas puede convertirse en la condición de su reforzamiento (del Estado). Y todo lo contrario es lo que ocurre con el proletariado y su revolución. El proletariado no puede contar con ninguno de esos aliados, no puede apoyarse en ninguna de esas fuerzas. Está solo y, además, en oposición constante, en oposición histórica irreducible con el conjunto de esas fuerzas y elementos que presentan, contra él, una unidad indivisible.

Concienciar al proletariado de su posición, de su misión histórica, no ocultarle nada sobre las grandes dificultades de su lucha, enseñarle también que no le queda otra opción, que debe y puede vencer a pesar de las dificultades aunque sea al precio de su existencia humana y física, esa es la única forma de armar al proletariado para la victoria.

Pero pretender evitar la dificultad buscando posibles aliados (aunque sean temporales) al proletariado, presentándole fuerzas "progresistas" en las demás clases sobre las que pueda apoyar su lucha, es equivocarlo para consolarlo, es desarmarlo y extraviarlo.

Y ésa es efectivamente la función actual del movimiento trotskista.

Marc

Internationalisme no 24, julio de 1947)

"¡Bravo Abd-El-Krim!" o la pequeña historia del trotskismo

Hay quienes sufren de un sentimiento de inferioridad, otros de un sentimiento de culpabilidad, y otros de manía persecutoria. El trotskismo, por su parte, sufre de una enfermedad que se podría llamar, a falta de otra expresión, "defensismo". Toda la historia del trotskismo da vueltas en torno a la "defensa" de algo. Y cuando por desgracia hay semanas vacías en las que no encuentran nada ni a nadie que defender, los trotskistas están literalmente desesperados. Se les reconoce entonces por sus rostros tristes, sus rasgos descompuestos, sus miradas extraviadas, buscando desesperadamente una causa o una víctima cuya defensa podrían tomar, como el toxicómano su ración diaria de veneno.

Afortunadamente para los trotskistas existe una Rusia que conoció la revolución. Podrá servirles hasta el final de los tiempos para proveer su necesidad de causas que defender. Ocurra lo que ocurra con Rusia, los trotskistas permanecerán, impasibles, a favor de la "defensa de la URSS" ya que es en Rusia donde han encontrado una fuente inagotable para satisfacer su vicio "defensista".

Pero no solo cuentan las grandes defensas. Para rellenar la vida del trotskismo, además de la grande, la inmortal, la incondicional "defensa de la URSS" - fundamento y razón de ser del trotskismo -también necesita las chiquitas "defensas... cotidianas", la pequeña "defensa diaria".

El capitalismo, en su fase de decadencia, desencadena una destrucción general no solo del proletariado, víctima de siempre del sistema, sino que la represión y la masacre se repercuten, incluso multiplicándose, en el mismo seno de la clase capitalista. Hitler masacra a los burgueses republicanos, Churchill y Truman cuelgan y fusilan a Goering y Cía., Stalin pone a todo el mundo de acuerdo asesinando a unos y otros. El caos sangriento general, el desencadenamiento de una bestialidad perfeccionada y de un sadismo refinados desconocidos hasta entonces son el tributo inevitable de la imposibilidad del capitalismo para superar sus contradicciones, y de la ausencia de la voluntad consciente del proletariado para echarlo abajo. ¡Alabado sea Dios! ¡Qué ganga para nuestros hambrientos de causas que defender! Nuestros trotskistas están a su gusto. Cada día se presentan nuevas causas para nuestros modernos caballeros, que les permiten manifestar abiertamente su carácter generoso de desfacedores de entuertos y vengadores de ofendidos.

Echemos pues un vistazo a este calendario sugestivo de la historia del trotskismo

En otoño de 1935, Italia comienza una campaña militar contra Etiopía. Es una guerra indiscutiblemente imperialista de conquista colonial que opone, por un lado, un país capitalista avanzado, Italia, y por el otro, un país atrasado, Etiopía, económica y políticamente aún semifeudal. Italia es el régimen de Mussolini, Etiopía el del Negus, el "rey de los reyes". Pero la guerra etíope-italiana es más que una simple guerra colonial de tipo clásico: es la preparación, el preludio a la guerra mundial que se anuncia. Pero los trotskistas no tienen por qué mirar tan lejos. Les basta saber que Mussolini es el "malvado agresor" contra el "reino pobre" del Negus para salir inmediatamente en defensa "incondicional" de la independencia nacional de Etiopía. ¡No faltaría más! Y añadirán sus voces al coro general (coro del bloque "democrático" anglosajón todavía en formación y buscándose) para reclamar sanciones internacionales contra "la agresión fascista". Más defensores que nadie y, sobre ese tema, sin lecciones que recibir de nadie, culparán y denunciarán la defensa insuficiente, en su opinión, de la SDN ([9]), y llamarán a los obreros del mundo a garantizar la defensa de Etiopía y del Negus. Es cierto que la defensa trotskista no dio buena suerte al rey Negus, que a pesar de ella fue derrotado. Pero en toda justicia no se puede culpar a los trotskistas de la responsabilidad de la derrota, ya que cuando se trata de defensa, incluso de la de un Negus, los trotskistas no regatean. ¡Siempre presentes!

En 1936 se desencadena la guerra en España con la forma de "guerra civil" interna, que divide a la burguesía española entre clan franquista y clan republicano; es el ensayo general de la guerra mundial inminente, jugando con la vida y la sangre de los obreros. El gobierno republicano-estaliniano-anarquista está en una posición de inferioridad militar manifiesta. Los trotskistas vuelan naturalmente en socorro de la República "en peligro contra el fascismo". Una guerra no puede obviamente proseguir sin combatientes ni material. Podría detenerse. Alarmados ante semejante perspectiva (la desaparición de motivo de defensa), los trotskistas movilizan entonces a todas sus fuerzas para reclutar combatientes para las brigadas internacionales y se desviven para mandar "cañones a España". Pero el Gobierno republicano son los Azaña, Negrin, los amigos de ayer y de mañana de Franco contra la clase obrera. ¡Los trotskistas no reparan en detalles! No regatean su ayuda. O se está a favor o en contra de la Defensa. Nosotros, trotskistas, somos neo-defensores, punto.

En 1938, la guerra causa estragos en Extremo Oriente. Japón ataca a la China de Chiang Kai-chek. ¡No hay vacilación posible: "Todos como un solo hombre por la defensa de China". El propio Trotski explicará que no es hora de recordar la sangrienta masacre de miles y miles de obreros de Shangai y Cantón por los ejércitos de ese mismo Chiang Kai-chek durante la Revolución de 1927. El Gobierno de Chiang Kai-chek podrá ser un gobierno capitalista a sueldo del imperialismo americano y ser perfectamente comparable con el régimen japonés en lo que a explotación y represión de los obreros se refiere, eso importa poco ante el principio superior de la independencia nacional. El proletariado internacional movilizado por la independencia del capitalismo chino sigue siendo dependiente...del imperialismo yanqui, pero Japón perdió efectivamente a China y fue vencido. Los trotskistas pueden estar satisfechos. Al menos realizaron la mitad de su objetivo. Cierto es que esta victoria antijaponesa ([10]) costó la vida de unas cuantas decenas de millones de obreros masacrados durante 7 años en todos los frentes del mundo por la guerra mundial. Cierto es que los obreros en China, como en todas partes, siguen explotados y machacados cada día. Pero ¿qué importancia tienen con respecto a la independencia garantizada (muy relativa) de China?

1939. La Alemania de Hitler ataca Polonia. ¡Adelante en defensa de Polonia! Pero ocurre que el "Estado obrero" ruso también ataca Polonia, también guerrea con Finlandia y arranca por la fuerza territorios a Rumania. Eso desorientó un poco a los cerebros trotskistas que, como los estalinistas, sólo recobrarán cuando se iniciaron las hostilidades entre Rusia y Alemania. Entonces todo se volvió claro, demasiado claro, trágicamente claro. Durante 5 años los trotskistas llamarán a los proletarios de todos los países a hacerse masacrar por la "defensa de la URSS" e indirectamente por todos sus aliados. Combatirán al gobierno de Vichy que quiere poner al servicio de Alemania el imperio colonial francés y arriesgar así "su unidad". Combatirán a Pétain y otros Quisling ([11]). En Estados Unidos, reclamarán el control del ejército por los sindicatos para garantizar mejor la defensa de Estados Unidos contra la amenaza del fascismo alemán. Estarán presentes en todas las guerrillas y en todas las resistencias, en todos los países. Será el período del apogeo de la "defensa".

Podrá haberse acabado la guerra, en cambio, la profunda necesidad de "defensa" en los trotskistas es infinita. El caos mundial que siguió el cese oficial de la guerra, los distintos movimientos de nacionalismo exasperado, los levantamientos nacionalistas burgueses en las colonias, tantas expresiones del caos mundial que siguieron el cese oficial de la guerra y que fueron utilizados y fomentados por todas partes por las grandes potencias para sus intereses imperialistas, seguirán proporcionando ampliamente materia que defender para los trotskistas. Son en particular los movimientos burgueses coloniales en los que, bajo las banderas de "liberación nacional" y de "lucha contra el imperialismo" (muy verbal), se sigue masacrando a decenas de miles de trabajadores, que llevarán a su colmo la exaltación defensista de los trotskistas.

En Grecia, los dos bloques, ruso y angloamericano, se enfrentan por la soberanía en los Balcanes, bajo los colores locales de una guerra de guerrilla contra el gobierno oficial, los trotskistas entran en danza. Al grito de "¡Manos quietas con Grecia!", anuncian la buena noticia a los proletarios de la constitución de brigadas internacionales en el territorio yugoslavo del "liberador" Tito ([12]), llamando a los obreros a alistarse en ellas para liberar a Grecia.

Con el mismo entusiasmo, informan de sus heroicas hazañas en China, en las filas del ejército pretendidamente comunista y que de esto tiene tanto como el gobierno de Stalin del que son la emanación. Indochina, en donde también se organizan las masacres como se debe, será otra tierra de elección para la defensa trotskista "de la independencia nacional de Vietnam". Con el mismo impulso generoso, los trotskistas apoyarán y defenderán al partido nacional burgués "Destour", en Túnez y el partido nacional burgués (PPA) de Argelia. Descubrirán virtudes liberadoras al MDRM, movimiento burgués nacionalista de Madagascar. La detención, por sus compadres del gobierno capitalista francés, de los consejeros de la República y diputados de Madagascar, lleva a su colmo la indignación de los trotskistas. Cada semana, el periódico la Vérité se llenará de llamadas en defensa de los "pobres" diputados malgaches. "¡Liberen a Ravoahanguy!, ¡liberen a Raharivelo!, ¡liberen a Roseta!" Las columnas del diario serán insuficientes para contener todas las "defensas" que tienen que hacer los trotskistas. ¡Defensa del Partido estalinista amenazado en Estados Unidos! ¡Defensa del movimiento panárabe contra el sionismo colonizador judío en Palestina, y defensa de los fanáticos de la colonización chovinista judía, los líderes terroristas del Irgún, contra Inglaterra! Defensa de las Juventudes socialistas contra el Comité director de la SFIO.
Defensa de la SFIO contra el neosocialista Ramadier.
Defensa de la CGT contra sus jefes.
Defensa de las "libertades..." contra las amenazas "fascistas de De Gaulle".
Defensa de la Constitución contra la reacción.
Defensa del gobierno PS-PC-CGT contra el MRP.
Y dominándolo todo, defensa de la "pobre" Rusia de Stalin, ¡amenazada de cerco! por Estados Unidos.

¡Pobres, pobrecitos trotskistas, sobre los frágiles hombros de quienes pesa la agobiante carga de tantas "defensas"!

El pasado 31 de mayo ocurrió un acontecimiento un tanto sensacional: Abdelkrim, el viejo jefe del Rif ([13]), se despidió "a la francesa" del gobierno francés, escapándose durante su transferencia a Francia. Esta fuga fue preparada y realizada con la complicidad del rey Faruk de Egipto, que le propuso un asilo digamos real, y también se benefició de la indiferencia condescendiente de Estados Unidos. La prensa y el gobierno franceses expresan su disgusto. La situación de Francia en sus colonias no está para que se añadan nuevas causas de desordenes. Pero más que un peligro real, la fuga de Abdelkrim ridiculiza una poquito más a Francia, cuyo prestigio en el mundo ya es suficientemente vacilante. Por eso se entienden perfectamente las recriminaciones de toda la prensa, que se queja del abuso de confianza de Abdelkrim que se evade a pesar de haber dado su palabra de honor al gobierno democrático francés.

Acontecimiento "formidable" para nuestros trotskistas, que patalean de alegría y entusiasmo. La Vérité del 6 de junio, con título "Bravo Abd-El-Krim!", se conmueve ante el que "... condujo la lucha heroica del pueblo marroquí...", explicando la dimensión revolucionaria de su gesto. "Si han engañado, escribe la Vérité, a estos señores del estado mayor y del ministerio de Colonias, hicieron bien. Es necesario saber engañar a la burguesía, mentirle, usar ardides contra ella, enseñaba Lenin...". Aquí vemos a Abdelkrim transformado en discípulo de Lenin, ¡en espera de ser miembro de honor del Comité ejecutivo de la IVa Internacional!

Los trotskistas aseguran al "viejo combatiente rifeño, que como en los viejos tiempos quiere la independencia de su país" que "... mientras luche Abdelkrim, todos los comunistas del mundo le prestarán ayuda y asistencia". Y concluyen: "Eso que ayer decían los estalinistas, nosotros, trotskistas, lo repetimos hoy".

¡Efectivamente... no podía decirse mejor!

No acusamos a los trotskistas de "repetir hoy lo que los estalinistas decían ayer" ni hacer lo que los estalinistas siempre han hecho. Tampoco reprochamos a los trotskistas el "defender" a quienes les dé la gana. Cumplen totalmente con su papel.

Pero que se nos permita expresar un deseo, un único deseo: ¡Ojalá que la necesidad "de defender" que tienen los trotskistas no los oriente un día hacia proletariado. Con ese tipo de defensa, el proletariado nunca se recuperaría.

¡La experiencia del estalinismo le basta ampliamente!

Marc



[1]) Léase nuestro folleto en francés la Izquierda comunista de Francia, http://fr.internationalism.org/brochure/gcf.

[2]) Léase nuestro artículo, la Izquierda comunista y la continuidad del marxismo, http://fr.internationalism.org/icconline/1998/gauche-communiste.

[3]) Léase a este respecto el primer capítulo de la Izquierda comunista de Francia, "Las tentativas abortadas de creación de una Izquierda comunista de Francia".

[4]) [Nota de la redacción] Una referencia particular ha de hacerse a Munis que romperá con el trotskismo sobre la base de la defensa del internacionalismo proletario. Ver a este respecto nuestro artículo de la Revista internacional no 58, "A la memoria de Munis, un militante de la clase obrera"; http://es.internationalism.org/rinte58/Munis_militante_revolucionario.htm.

[5]) [Nota de la redacción] Se trata de la ofensiva rusa de 1939 que, además de Finlandia, también afectó a Polonia (que estaba siendo invadida por Hitler), los países bálticos y Rumania.

[6]) Es característico que el grupo Johnson-Forest, escisión del Partido de Schachtman y que se considera "muy a la izquierda" porque rechaza tanto la defensa de la URSS como las posiciones antirrusas de Schachtman, critique severamente a los trotskistas franceses que, según él, no habrían participado bastante activamente en "la Resistencia". He aquí una expresión típica de lo que es el trotskismo.

[7]) [Nota de la redacción] "Fuerzas francesa del interior", conjunto de las agrupaciones militares de la resistencia interior francesa que se constituyeron en la Francia ocupada y que se pusieron, en marzo de 1944, bajo las órdenes del general Kœnig y la autoridad política del general De Gaulle.

[8]) [Nota de la redacción] "Partido comunista internacionalista", resultado de la agrupamiento en 1944 del Partido obrero internacionalista y del Comité comunista internacionalista.

[9]) [Nota de la redacción] Sociedad de las naciones, precursor, en la anteguerra, de Naciones Unidas.

[10]) Léase, por ejemplo, en la Verité del 20/06/47, "La lucha heroica de los trotskistas chinos": "En la provincia de Shantung nuestros camaradas se convirtieron en los mejores combatientes de guerrillas... En la provincia de Kiang-Si... los trotskistas son saludados por los estalinistas como "los más honestos combatientes antijaponeses", etc."

[11]) [Nota de la redacción] Vidkun Quisling fue el dirigente del Nasjonal Samling (partido nazi) noruego y dirigente del gobierno fantoche impuesto por los alemanes después de la invasión de Noruega.

[12]) [Nota de la redacción] Josip Broz Tito fue uno de los principales responsables de la resistencia yugoslava, y tomó el poder en Yugoslavia a finales de la guerra.

[13]) [Nota de la redacción] Abd-al-Krim al Jattabi (o Abdelkrim, nacido por 1882 a Ajdir en Marruecos, muerto el 6 de febrero de 1963 en El Cairo, Egipto) dirigió una larga resistencia contra la ocupación colonial del Rif - región montañosa del norte de Marruecos - en un primer tiempo de los españoles y a continuación de los franceses, consiguiendo formar una "República confederada de las tribus del Rif" en 1922. La guerra para aplastar esta nueva República fue llevada a cabo por un ejército de 450 000 hombres reunido por los Gobiernos francés y español. Al ver perdida su causa, Abdelkrim se constituyó preso de guerra con el fin de ahorrar las vidas de los civiles, lo que no impidió a los franceses bombardear los pueblos con gas mostaza, causando así 150 000 muertes civiles. Abdelkrim fue exiliado en la isla de La Reunion a partir de 1926 dónde vivió en residencia forzosa, pero le dieron permiso de residencia en Francia en 1947. Cuando su buque hacía escala en Egipto, consiguió librarse de sus guardias, muriendo en El Cairo (véase Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Abd_el-Krim).