sábado, 19 de junio de 2010

PRONUNCIAMIENTO SOBRE LAS TENSIONES MILITARISTAS EN LA REGION

ANTE LOS VIENTOS DE GUERRA Y LA AGUDIZACIÓN DE LA CRISIS, LOS TRABAJADORES NO TIENEN NINGUNA PATRIA QUE DEFENDER, NI NINGUN BANDO QUE ESCOGER




Esta declaración surge de la Jornada Internacionalista celebrada en Perú, el pasado Enero del 2010. De esta forma concretamos la responsabilidad que asumimos los grupos que venimos forjando un espacio internacionalista desde hace algunos años en esta región[1] En esta sesión de debate se centró sobre un tema de tanta actualidad e importancia hoy en día: Las Tensiones Militaristas en la Región. Hoy cuando el capitalismo a nivel mundial se encuentra pasando por una de sus crisis más profundas en su historia.

En este periodo de crisis del capitalismo se hacen sentir las tensiones militares entre diversos países como: Perú con Chile, Venezuela con Colombia, Ecuador con Colombia, Uruguay con Argentina…. además está, el ímpetu imperialista de Brasil que aspira a ser el gran padrino de la región desafiando cada vez más al imperialismo USA. No hay que olvidar que esto no solo pasa en la región sino, también en otras partes del mundo como por ejemplo: la guerra abierta en Afganistán, Irak o las tensiones guerreras en Pakistán, Irán, Yemen, Oriente Medio, África …Se trata de un escenario mundial, de constante conflicto generado por el capitalismo en crisis.
Todos los países en esta dinámica se enmarcan dentro de toda una política armamentista promovida por las Burguesías y sus Estados con el ímpetu imperialista de demostrar una pretendida superioridad bélica, situación que es presionada por la profunda crisis del capital.
Se han destinado millones de dólares en compra de armamentos, ocasionando reducciones de los gastos sociales (en educación, salubridad, reducción de salarios, desempleo…) en los países que están metidos en esta carrera armamentista, ocasionando peores condiciones de vida para el proletariado, que como siempre, es el que paga las consecuencias de estas competencias bélicas, con el empeoramiento de sus condiciones de vida y con su sangre en la eventualidad de una guerra desatada. De esta forma el proletariado es atacado directamente por el capitalismo.
La posibilidad de una guerra es real por que el capitalismo ha demostrado que la única salida que tiene a la crisis ha sido la guerra generalizada y como sabemos la guerra generalizada es la regresión a la barbarie, propia de la sociedad capitalista. Con esto queremos decir, que existe el riesgo de que la escalada de guerras imperialistas regionales, de matanzas, de carreras armamentistas y demás situaciones de destrucción, acaben llevando a la aniquilación de la humanidad y del planeta en su conjunto, junto con el proceso de destrucción medio ambiental hoy bastante avanzado.
Rosa Luxemburgo decía: «La guerra es asesinato gigantesco, metódico, organizado. Pero en los seres humanos normales este asesinato sistemático es posible sólo si previamente se ha alcanzado cierto grado de ebriedad. Este ha sido siempre el método verificado y garantizado de los que libran las guerras». La guerra necesita para desencadenarse de la borrachera nacionalista, patriótica, irracional, de las masas proletarias. Necesita que los obreros antepongan la solidaridad ciega con su burguesía frente a la solidaridad internacionalista –humana y liberadora- con sus hermanos de clase de todos los países. Necesita que los obreros se sientan parte de una supuesta “comunidad nacional” donde los capitalistas que les explotan y los gobernantes que les engañan y oprimen, pasen a ser “hermanos de sangre”.
Es decir, la guerra generalizada necesita como mínimo una derrota ideológica del proletariado mundial lo que le causa heridas en su conciencia y su solidaridad, división y pérdida de sus mejores fuerzas, todo lo cual le será muy difícil recuperarse.
Por eso tenemos que distinguir entre el proceso previo a la guerra generalizada y el estallido mismo de la guerra generalizada. Son dos momentos distintos:
El primero va de la mano con el desarrollo de la crisis y supone una amenaza de alistamiento del proletariado pero este puede resistir con sus fuerzas revolucionarias internacionalistas al frente. Es decir, que frente al proceso de incidentes, guerras localizadas, armamentismo, el proletariado debe desarrollar su conciencia, su lucha, su solidaridad internacional, y evitar a término, con el desarrollo de su respuesta revolucionaria contra el capitalismo, la marcha hacia la guerra.
En cambio el segundo requiere de una derrota ideológica previa del proletariado (caso de la 1ª Guerra Mundial) y de la combinación de una derrota ideológica con un aplastamiento físico (la 2ª Guerra Mundial). Ello supone un golpe muy duro para el proletariado que puede inmovilizarlo para varias generaciones.
En la época actual estamos viviendo una situación que corresponde a la primera y por tanto la resistencia del proletariado puede desarrollarse y politizarse hasta el punto de levantarse contra la crisis y contra la acumulación de movimientos guerreros mediante la Revolución Proletaria Mundial.
Ahora bien en el caso de que se diera una guerra (aquí o en cualquier otra parte), debemos tener bien claro y es nuestra labor contribuir a la toma de conciencia de clase del proletariado para que se dé cuenta de que en una contienda guerrera no se lucha por los intereses de los trabajadores o de la población oprimida sino única y exclusivamente por los de la clase dominante capitalista; de manera que el enemigo está dentro y fuera de las fronteras de “su” país, al igual que el resto de las clases explotadas.
Sabemos que el hecho de que se dé una guerra sería algo que provoque muchas terribles condiciones como el alza de los precios, reducción de salarios sin mencionar las enormes cantidades de pérdidas de vidas proletarias; sin embargo, no debemos olvidar que éstas precisamente pueden -y deberían- ser los factores que contribuyan al inicio de la revolución proletaria. En todo caso, en cualquier circunstancia el proletariado debe luchar por su programa, por el Comunismo. Por otro lado sabemos que en el contexto actual las masas explotadas aún no son conscientes de su deber y esta situación se agrava y complica porque muchas de las organizaciones que dicen defender a los trabajadores y luchar por el socialismo en realidad defienden el interés de la burguesía nacional y, por tanto, apoyan la guerra imperialista.
No hay que subestimar el desarrollo de la guerra sobre la consciencia de clase, las 3 revoluciones obreras que conocemos, surgieron después de una guerra, la de 1871 en la Comuna de París, la de 1905 Rusia-Japón y la oleada revolucionaria en respuesta a la guerra mundial del 1914. No es casualidad si la guerra es un factor de consciencia, pues pone en evidencia lo que el capitalismo es en realidad, la barbarie generalizada en nombre del progreso. Hoy que la crisis se reconoce como la peor de la historia, no es difícil entender los lazos entre la guerra y la crisis. Pero con esto no queremos decir que la guerra puede provocar una revolución inmediata, no existe tampoco ninguna relación causa –efecto.
Es cierto que las revoluciones de 1871, 1905 y 1917-23 fueron la respuesta proletaria a la guerra imperialista. Pero también es cierto que la segunda Guerra Mundial no provocó ninguna respuesta revolucionaria del proletariado más allá de las huelgas en el Norte de Italia (1943), el malestar (motines y algunas huelgas) que empezó a darse en Alemania (1944) y la Comuna de Varsovia (1944).
Una de las causas fundamentales por las que la crisis económica es más favorable al estallido de la revolución, que la guerra, es que mientras la primera no puede ser acabada por la burguesía porque es como un cáncer que va corroyendo irremisiblemente la máquina productiva y social, la guerra puede ser detenida por la burguesía mediante un acuerdo entre los beligerantes. Así ocurrió por ejemplo cuando estalló la revolución en Alemania en noviembre 1918: inmediatamente toda la burguesía mundial comprendió el peligro y puso fin a las hostilidades el 11 de noviembre. Esto produjo una sensación generalizada de alivio y concretamente en Alemania provocó que los soldados se fueran desentendiendo poco a poco de toda lucha revolucionaria.
Aunque las tensiones imperialistas no se cristalicen inmediatamente hay que desarrollar las posiciones internacionalistas del proletariado: la denuncia de la guerra, la denuncia de los dos bandos de la Burguesía y el apoyo a la lucha revolucionaria del proletariado. Estas tensiones además deben servirnos de reflexión, porque estas amenazas son un peligro para el proletariado y la humanidad en su conjunto. El proletariado debe está alerta, ante cualquier amenaza de guerra.
Contra la eventualidad de la guerra desarrollemos las fuerzas revolucionarias internacionalistas. La probabilidad de una guerra estará siempre presente si las crisis del capitalismo siguen presentándose más seguidas, mas graves y profundas. El Capitalismo no tiene futuro alguno, solo el proletariado representa un futuro para la humanidad y el Comunismo es su proyecto histórico: sin guerras, ni patrias.

Firman:
LECO: Liga por la Emancipación de la Clase Obrera (Costa Rica);
CCI: Corriente Comunista Internacional;
NDIE: Núcleo de Discusión Internacionalista de Ecuador;
GLP: Grupo de Lucha Proletaria (Perú);
ORGAP: Organización Anarco Punk (Perú);
NPP: Núcleo Proletario en el Perú (Perú);
Compañeros internacionalistas a título individual.



Notas para el debate sobre las tensiones imperialistas

Ante la profundización de la crisis del sistema capitalista mundial, existe la posibilidad real de guerras a gran escala en la región latinoamericana.

De ese fenómeno no se escapa ninguna región del planeta puesto que la complejidad de las contradicciones, de las tensiones a cada segundo marcan esa tendencia.

Las guerras de Afganistán e Irak ; las tensiones entre Pakistán e India ;Corea del norte y EEUU y tensiones entre las dos coreas ;tensiones entre China continental y Taiwán ; todo el medio oriente en África ; son estos algunos ejemplos de las múltiples y complejas contradicciones del sistema capitalista mundial en su más profunda crisis de la historia , en su muestra de su indetenible putrefacción.

En la región, las tensiones involucran a Colombia-Venezuela; Perú-Chile; Ecuador-Colombia, de esto tampoco se escapan Centroamérica, como por ejemplo los pequeños pero significativos roces entre Nicaragua-Costa Rica; Nicaragua-Colombia entre otros.

Todos estos países, además de armarse para tener mejores espacios de influencia en la región aprovechando del debilitamiento del control de EEUU en la región, también se preparan en a lo inmediato y a largo plazo, para responder con sangrientas represiones al proletariado. Esto pues en el proletariado cada día existe la tendencia al cuestionamiento sobre el propio modo de producción capitalista, aunque esto sea todavía incipiente, existe la posibilidad real de futuras convulsiones sociales.

Aunque ya hace décadas pasaron de moda los regímenes bonapartistas, las dictaduras militares, los golpes de estados de hienas como Pinochet, Alfredo Strossner y Somoza, juntas militares en Argentina, en Honduras, etc, etc. no hay que descartar estos nuevos regímenes con nuevos rostros para embaucar a las masas. Ese nuevo rostro del capitalismo se llama socialismo del siglo 21 apoyado "críticamente "por la izquierda radical e incondicionalmente por los neostalinistas -castristas y los “reformistas” de nuevo cuño.

La pregunta sería ¿Qué tan vulnerable está el proletariado, cuánto ha avanzado el proletariado en su conciencia de clase como para caer en el engaño, en la trampa del pretexto de la lucha contra el narcotráfico, del terrorismo, o de caer en la trampa bajo las banderas del nacionalismo y despedazarse entre hermanos de clase, carnicería que solo serviría para alargar mas la agonía dentro del periodo de decadencia que se encuentra el capitalismo, pero que también arrastra un penoso sufrimiento para los explotados y oprimidos del mundo entero.

El izquierdismo haciendo ver la lucha entre dos bandos busca distorsionar la realidad que nos permita comprender la dinámica del capital en la etapa que vivimos, y reduciendo la lucha al apoyo de un bando, es decir a hacer que el proletariado se enfrente entre sí mismo y no se identifique como clase revolucionara mundial, sino que persiga el interés mezquino de alguna facción burguesa.
El proletariado debe enfrentar estas intensiones imperialistas con su solidaridad internacional, desarrollando sus luchas y tomando conciencia, oponiéndose a participar como carne de cañón y a asesinar a sus hermanos de clase en las guerras, sabiendo identificar las trampas de la burguesía en la que los sindicatos los partidos de izquierda e izquierdistas confabulan como parte de ella; llevando la lucha del proletariado no a arrinconarse en un sector sino a buscar la unidad política que permita ir creando los lazos de solidaridad para actuar en conjunto internacionalmente.
Rod.(LECO)

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