sábado, 30 de enero de 2010

Apreciaciones sobre la crisis hondureña

El siguiente es un artículo sobre Honduras que a pesar de haberse escrito hace algunas semanas no pierde vigencia. EL juego de la izquierda de oponerse al golpe y no ver la razón de fondo que va más allá de éste, es una política contra la clase obrera. El proletariado no sólo debe denunciar las pretensiones tras estos hechos de la burguesía que representa Micheleti, sino también del sector de la Burguesía tras Zelaya. La miseria que vive el pueblo hondureño, que es la misma miseria de la humanidad actualmente, es resultado del capitalismo, quien en épocas como la actual frente a una crisis profundizada, se prepara a reprimir a los trabajadores en lucha y en toma de conciencia. No se trata de defender el mito de la democracia sino de plantear una alternativa para el proletariado. Los trabajadores y los sectores pobres son los que pagan en la pugna interburguesa de sus opresores.

APRECIACIONES SOBRE LA CRISIS HONDUREÑA

El golpe de estado perpetrado en Honduras es resultado de las medidas de la burguesía para intentar salir adelante tras la crisis. No sólo un gobierno de facto cumplirá el papel represor sobre el proletariado sino que de igual manera lo cumpliría uno bajo cualquier máscara democrática llámesele socialismo del siglo XXI o como sea. Ante una desestabilización del régimen capitalista, diferentes sectores de la burguesía entran en pugna y utilizan un discurso en apariencia radical para tratar de asegurar el aplastamiento de la clase obrera y su unidad.

Este golpe de estado es una bifurcación en la política del capitalismo en la época de decadencia; por un lado están la consolidación de gobiernos y regímenes de "izquierda" liderados por Chaves, como Ortega en Nicaragua, Evo Morales, Correa etc., que mantienen una retorica antiyanqui como un medio para timar a las masas; y por otro lado sectores ultra-reaccionarios, que desean una pronta recuperación de la otrora total esfera de influencia de la política del gran garrote de EEUU peleada ahora por otro país imperialista como es Rusia.

El golpe de estado de Honduras es una expresión mas de la agudización de las contradicciones ínter oligarcas, en las que quien paga las consecuencias es el proletariado Hondureño poniendo los muertos y también el retroceso en la posibilidad de organizarse independientemente de sectores ajenos al objetivo de total independencia en la lucha clasista.

Todos los sectores de la izquierda que han luchado por la restitución de Manuel Zelaya capitulan ante una de las dos caras de la misma moneda del capitalismo, este fenómeno se inscribe en la política global de la rapiña ínter imperialista.

La clase obrera Hondureña debe ser fiel a la absoluta independencia de clase y no tomar partido por ningún bando de la burguesía, pues la maniobra de la burguesía, aunque pase por la restitución de Zelaya al poder no significa ni un pelo de triunfo por parte del proletariado Hondureño. Mas bien la preocupación de la OEA y demás organismos regionales por resolver la crisis a su estilo, creada o por la "imprudencia"de Micheletti o un mal cálculo en la política de EEUU a través del mismo gobernante de facto obedece al temor que en Honduras sea el inicio de una desestabilización a gran escala de la región.

Costa Rica: Las elecciones nacionales, una trampa de la burguesía en la que la clase obrera no debe confiar.

Costa Rica: Las elecciones nacionales, una trampa de la burguesía en la que la clase obrera no debe confiar.

El parlamentarismo no puede garantizar nada a los explotados. Desde que el capitalismo entró en su fase de decadencia con la primera guerra mundial, las luchas parlamentarias no han podido ser utilizadas por la clase obrera para su beneficio, por el contrario son una herramienta esencial de la burguesía para asegurar su dominación.

La clase obrera no tiene esperanzas participando en este circo. Todos los partidos que participan sea de manera "regular" o "crítica" sea llamando a voto crítico, voto nulo, voto en blanco, voto alternativo, etc. no son más que partidos de la burguesía, representan sus tendencias internas. La participación electoral busca preservar el capitalismo presentando falsas alternativas de capitalismo humanizable, o capitalismo solidario, todas enfrascadas en la defensa de la patria de la "paz" y la democracia, que igualmente se basan en la explotación de clases. No hay diferencia para los explotados entre el PLN el PAC, el Movimiento Libertario, el Frente Amplio, etc. Todos representan intereses capitalistas y servirán para seguir oprimiendo a la mayoría. No puede caer el proletariado en la falsa salida del "mal menor" y por lo tanto no debe caer en la elección de cuál será su verdugo, sino por el contrario sabiendo luchar contra todos los verdugos por igual podrá fortalecerse y avanzar en su unidad.

Hoy en las campañas electorales de gran parte del mundo figuran partidos que falsamente utilizan el nombre del socialismo, de la revolución y en general de alternativas y salidas locales (en particular ahora con la crisis), todo esto corresponde al intentar de la burguesía de recomponerse internamente, de presentar como alternativas al mismo capitalismo que ha llevado la humanidad al borde del desastre, pero ahora bajo la tónica de un rostro humano. El izquierdismo figura en este papel defendiendo los ideales de la opresión capitalista, la democracia que ha demostrado ser una forma de dictadura contra el proletariado y las capas pobres, así como el patriotismo, que busca la división de la clase obrera para poder someterla.

En Europa y los Estados Unidos se han presentados partidos llamados ecologistas o verdes, "socialistas" y anticapitalistas, detrás de los cuales va el conjunto de la izquierda del capital, estalinistas, maoístas, trotskistas, etc. Todos a apoyar las elecciones y negar una alternativa proletaria. Las elecciones parlamentarias son una carrera de la burguesía y sus agentes por las sillas en el gobierno, carrera en la que estos izquierdistas han hecho ya su experiencia y saben sacar sus privilegios de ella, buscando negarle al proletariado su lucha independiente como clase mundial.

Al igual que en distintas partes del mundo en Costa Rica las elecciones reflejan el discurso del rostro humano del capitalismo. Esto es evidente cuando hipócritamente las campañas van enfocadas en el supuesto cuido del ambiente, en las alternativas energéticas, en la solidaridad, el apoyo al trabajador, etc. Los partidos que se participan de este proceso utilizan este discurso para no dejar ver la realidad de fondo. El problema es el capitalismo y no hay forma de mejorarlo, este sólo va dirigido a destruir la humanidad misma, los intentos de mejorarlo no son más que campañas que buscan su parte en la ganancia, cuando la única alternativa es la destrucción del capitalismo antes de que el capitalismo nos destruya a todos.

La clase obrera mundial está recobrando sus fuerzas luego de décadas de desmoralización y atomización, evidenciado en las luchas de los últimos años principalmente de los estudiantes y los trabajadores en Grecia y Francia, donde fraternizaron trabajadores y estudiantes de distintos sectores. La burguesía conoce esta radicalización y toma de conciencia que empieza a surgir en el proletariado y por eso necesita del discurso en apariencia radical, en apariencia, socialistas o anticapitalistas, con el que busca confundir y dividir a la clase obrera.

El reducir la lucha por el socialismo a la lucha parlamentaria es reducir la causa del proletariado como portador de una sociedad futura sin clases, a un mero maquillador de la catástrofe capitalista. Ante nada puede caer el proletariado en vil engaño enteramente oportunista y enteramente burgués, ni debe dejar de denunciar su papel como veneno contra la clase obrera y los explotados.

Marco histórico. El parlamentarismo en el apogeo capitalista.

La participación de organizaciones revolucionarias en el parlamentarismo tuvo su razón de ser en la etapa de ascendencia del capitalismo. Cuando este no había agotado el desarrollo de nuevos mercados. Esta ascendencia termina con la entrada en la primera guerra mundial. En el apogeo capitalista la clase obrera podía obtener pequeños triunfos desde el parlamento, triunfos poco importantes en cuanto a la mejoría de sus condiciones como clase explotada, pero que permitía el desarrollo de su lucha ampliándola a otros sectores proletarios. El capitalismo debía agotar su ascenso, y el proletariado crecer como clase mundial para poder abrir la posibilidad de la revolución mundial. Precisamente por esto antes de la primera guerra mundial la estrategia de la clase es distinta, y desde el parlamento así como desde los sindicatos la clase obrera podía fortalecerse, y arrancar reformas al capitalismo, como parte de su estrategia por la dictadura del proletariado. «El parlamento jamás ha sido un terreno predilecto para la acción obrera. La participación del proletariado en sus actividades, así como en las campañas electorales, significaban peligros muy graves que los revolucionarios del siglo pasado no dejaron jamás de denunciar. Sin embargo, en un periodo en que la revolución no estaba a la orden del día y el proletariado podía arrancar reformas favorables dentro del sistema, tal participación permitía, a la vez que hacer presión a favor de estas reformas, utilizar las campañas electorales como medio de propaganda y agitación alrededor del programa proletario y emplear el parlamento como tribuna de denuncia de la ignominia de la política burguesa» (Plataforma Política de la Corriente Comunista Internacional CCI, http://es.internationalism.org/node/145 )

Actualmente y desde la entrada en la decadencia del capitalismo las organizaciones revolucionarias no pueden seguir la misma táctica que debieron asumir hace un siglo. La realidad ejemplifica como el discurso de la participación en el parlamento así como de los sindicatos, por parte de organizaciones que se dicen revolucionarias no es más que un discurso obsoleto y repodrido. Por más que justifiquen que esta participación se da como una tribuna de propaganda revolucionaria, la realidad ha demostrado que no es más que una tribuna para salvar los intereses del capital.

Ya la burguesía dejó de cumplir un papel revolucionario haciendo avanzar las fuerzas productivas y acabando con el feudalismo una vez que agotó el desarrollo de nuevos mercados. Con la entrada en la decadencia del capitalismo se abre la etapa de la revolución mundial, la clase obrera puede crear su unidad e impulsar este proceso, tal como lo hizo en su primer intento en 1917, en la revolución rusa. Esta experiencia refleja como el proletariado actualmente sólo puede luchar planteando su perspectiva revolucionaria mundial. Sólo basándose en su internacionalismo ésta puede ir avanzando en su toma de conciencia y no basándose en esquemas caducos que refuerzan la atomización entre el proletariado.

Minorías revolucionarias en América Latina y el mundo levantan la bandera proletaria oponiéndose al circo del parlamentarismo.

No sólo la LECO (Liga por la Emancipación de la Clase Obrera) se opone a la participación parlamentaria, sino que nuestra organización forma parte de distintos grupos que defienden esta posición y que la rescatan de la experiencia de la izquierda comunista y del medio proletario que ha sabido resistir la contra-revolución y sacar las experiencias de la lucha obrera de más de un siglo y medio.

En Marzo del 2009 se celebró un encuentro comunista latinoamericano donde la LECO participó junto a otras agrupaciones. En el encuentro se levantó una toma de posición común que denuncia los métodos parlamentarios, este pronunciamiento fue apoyado unánimemente por 7 grupos participantes. Al respecto señalamos en la toma de posición: «Rechazar categóricamente la democracia burguesa, el parlamentarismo y los procesos electorales, armas con las que la burguesía ha logrado reiteradas veces encuadrar y desviar las luchas proletarias: elegir entre democracia y dictadura, fascismo - antifascismo». El encuentro demostró que la posición antiparlamentaria no sólo es la que rescata realmente una postura proletaria sino que además esta posición crece dentro de las minorías revolucionarias que hemos ido clarificándonos en el proceso de debate fraterno e internacionalista. Una de estas agrupaciones participantes el NDIR (Núcleo de Discusión Internacionalista de República Dominicana) recientemente publicó un artículo de denuncia al parlamentarismo adjuntamos un extracto de su artículo:

"Delimitemos entre el campo del proletariado y el campo de la burguesía. Las elecciones y el parlamentarismo, en la decadencia del capitalismo no benefician en nada la lucha por una nueva sociedad, el socialismo y el comunismo.

La "izquierda", la denunciamos por tomar posición por alternativas capitalistas, que hoy están boga en todo el continente americano, que provocan falsas ilusiones a escala mundial, desde Estados Unidos con el fenómeno OBAMA hasta la Patagonia Argentina. El continente se ve sacudido por gobiernos que dicen defender a los pobres, a los trabajadores, a los marginados y que se presentan como escudo de un capitalismo social "humano", o en sus versiones más "radicales"- el caso Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia y Correa en Ecuador- pretendiendo representar nada menos que el "socialismo del siglo XX1".

Nos parece de la mayor importancia que frente a estas engañifas se levante un polo unitario, fraternal y colectivo, de minorías internacionalistas que abra la vía para discutir y formular posiciones de solidaridad internacional, de lucha de Clases intransigente, de combate por la revolución mundial frente al capitalismo de estado, el nacionalismo, la perpetuación de la explotación, representada por esos "nuevos profetas"." (Tomado de la página de la CCI. http://es.internationalism.org/node/2656)

Los compañeros de la CCI desde sus inicios han mantenido esta posición rescatándola de la izquierda comunista quien supo sacar las lecciones históricas del proletariado. En su plataforma política denuncian claramente el papel mistificador de la izquierda con su participación en las elecciones: «La participación electoral y parlamentaria no comporta actualmente ninguna de las ventajas que tenía en el siglo pasado. Al contrario, acumula todos los inconvenientes y peligros ya señalados por los revolucionarios del siglo XIX y sobre todo mantiene viva la ilusión de la posibilidad de una "vía pacífica y progresiva al socialismo" a través de la conquista de la mayoría parlamentaria por los partidos llamados "obreros". La política de "destrucción desde dentro" del parlamento, a la cual se entregarían los diputados "revolucionarios", no lleva sino a la corrupción de las organizaciones políticas que la practican y a su absorción por el capitalismo. Finalmente, la utilización de las elecciones y los parlamentos como tribunas de agitación y propaganda, en la medida en que son esencialmente asunto de especialistas y privilegian el juego de los partidos políticos en detrimento de la actividad propia de los obreros, tiende a mantener los esquemas políticos de la sociedad burguesa y a estimular la pasividad de los trabajadores. Si tal inconveniente se podía aceptar cuando la revolución no estaba a la orden del día, se convierte en un obstáculo decisivo en el momento en que la única tarea para el proletariado es la destrucción del viejo orden social y la instauración de la sociedad comunista, que exigen la participación activa y consciente del conjunto de la clase. Si en su origen las tácticas del "parlamentarismo revolucionario" eran, sobre todo, la manifestación del peso del pasado en el seno de la clase y de sus organizaciones, éstas se han demostrado, después de una práctica con resultados catastróficos para la clase, como una política totalmente contrarrevolucionaria.»

La nueva generación empieza a tender los lazos necesarios para que la clase retome su unidad y pueda ir adquiriendo conciencia. Una generación más proletarizada como se ha visto con los universitarios en Francia y Europa ha podido solidarizarse con las huelgas obreras y viceversa, rompiendo con el tradicional espíritu pequeño-burgués que había caracterizado a los estudiantes décadas anteriores, todo esto es síntoma de cómo hay una recomposición de la clase luego de los duros golpes históricos de la contra-revolución. Al lado de esto una crisis que acelera este proceso llevando la miseria a todos los rincones del planeta lo que ha evidenciado la verdadera cara del capitalismo y la democracia y sus falsas ilusiones de prosperidad.

El llamado al voto como campaña predilecta de la izquierda del capital.

La izquierda del capital tiene una predilección particular por participar del circo electoral burgués. Particularmente en Costa Rica hemos visto la participación de cada vez más grupos en este proceso que se dicen de izquierda. La clase obrera ha ido perdiendo cada vez más la confianza en el parlamentarismo, y es cuando los izquierdistas cumplen su función salvando el régimen, y tratando de preservar las falsas esperanzas de que la clase obrera puede obtener alguna victoria participando de este circo.

Ya se demostró el papel de la izquierda del capital en las pasadas elecciones en Costa Rica y en el referéndum donde ambos procesos fueron los que ayudaron a desmovilizar las luchas incluyendo las que se daban contra el TLC, y que podían ampliarse y profundizarse. El referéndum fue una pieza clave de la burguesía para detener las movilizaciones, más tomando en cuenta la memoria de las luchas del combo (que empezaron a irse de las manos de los mismo sindicatos y fue un avance importante para la clase obrera.) En éste todo tipo de agrupaciones llamadas izquierdistas, ecologistas llamaron a votar con todas sus fuerzas, los trotskistas predicaron el "vote y luche" y en alianza con los sindicatos se contuvo un desarrollo de las movilizaciones que se venían dando. Desde el referéndum se detuvieron las movilizaciones de los últimos años, que venían cambiando el panorama para la lucha de la clase obrera, el mismo mecanismo de entrega fue utilizado por el conjunto de la izquierda en las pasadas elecciones nacionales. El "vote y luche" o el "en las urnas y en las calles" (discurso utilizado por el trotskismo) demostró cómo fue parte de la trampa puesta al proletariado para dividirlo y desgastarlo. El frasco del patriotismo y el democratismo ha sido el veneno para la clase obrera.

La participación electoral se apoya en los sectores más atrasados en su conciencia, en los más impregnados del patriotismo y el democratismo, para hacerlos enfrentarse a los obreros que van tomando conciencia, que plantean con su lucha una alternativa y que son quienes deben ayudar al conjunto de la clase a unirse bajo una política revolucionaria.

Una alternativa proletaria.

Hoy las elecciones vuelven a reclutar al "izquierdismo" servil. El "en las urnas y en las calles" vuelve al centro de mesa y es fundamental una alternativa de clase, levantar la vía de la lucha obrera y denunciar a sus enemigos que se disfrazan de revolucionarios.

Tal como desde nacida nuestra organización hoy denunciamos nuevamente la trampa de la burguesía y su pata izquierda contra los trabajadores, el parlamento y nos ponemos al lado del interés proletario, el de salvar a la humanidad de su destrucción.

Esta toma de conciencia del proletariado requiere de mucho esfuerzo, pero ese esfuerzo ha iniciado con las luchas obreras en los últimos años (las luchas contra el contrato de nuevo empleo en Francia, las luchas obreras recientes en Grecia, las manifestaciones internacionales contra la guerra en Irak, las miles de protestas masivas que se han dado en China en el último año, los pronunciamientos de unidad entre obreros ingleses e inmigrantes, etc. Ver Resolución Internacional XVIII Congreso de la CCI. Punto 9 Lucha de clases http://es.internationalism.org/node/2629), que marcan un avance importante, como lo ha sido por su solidaridad entre sectores proletarios y entre obreros de varios países. Hoy existe una nueva juventud proletarizada que ha apoyado las luchas proletarias y podrá dar nuevas fuerzas al avance revolucionario. Los primeros pasos han sido dados, pero la clase obrera necesitará de muchísimos más para que pueda irse liberando del freno de los sindicatos y de las aspiraciones burguesas dentro del mismo proletariado, como lo son el nacionalismo, el democratismo y pueda así ejercer su misión como clase a través de la fraternización de las luchas proletarias internacionalmente, dirigiéndolas hacia la revolución mundial. La clase obrera debe plantear claramente su papel histórico, su lucha hacia una sociedad sin opresión, sin diferencia de clases, la única que puede salvar a la humanidad de su destrucción, la lucha por el comunismo.

8/12/09

Liga por la Emancipación de la Clase Obrera. LECO